Para el próximo que me hable del milagro económico y oportunidad de inversión que significa China, directamente le contesto: el milagro imposible.

Su necesidad de crecimiento anual es del 8%. Esto es debido a los 16 millones de chinos que cada año se incorporan al mercado laboral. Si no se cumple ese crecimiento, no se podrá asumir los crecimientos necesarios de sueldo, la creciente población de jubilados, y serán millones las personas que vayan al paro, creando una inestabilidad política y social insoportable (pasaría en cualquier lugar con alta tasa de desempleo que no sea España, donde la economía sumergida es tan obvia y permitida como necesaria para mantener esta charada de “somos una economía Euro”).

¿Su receta para mantener el “milagro”? Exportaciones a mercados cada vez más saturados, préstamos cada vez menos controlados, márgenes extremadamente reducidos y decrecientes, y gasto público.

Y sin embargo los mercados financieros, ese casino legalizado, glorificado, en muchas veces involuntario, y temerario en el que participamos todos de manera directa o indirecta, apostando por ello sin exigir explicaciones.

No hemos aprendido nada de las pirámides, ¿verdad?