Tras el intenso debate sobre La Cultura de la Pobreza, uno se pregunta sobre la base de la cultura (que no deja de estar en la base de la sociedad, que no es otra que la base de la economía, que no es otra que la base de la pobreza): ¿habrá algo más allá que el malestar de Freud?

La neurociencia cultural estudia cómo la cultura afecta al cerebro. ¿Cómo hemos llegado aquí? ¿viendo a ricos en la tele?

Francis Fukuyama (discípulo de Samuel Huntington) propone varias explicaciones en “The Origins of Political Order: From Prehuman Times to the French Revolution”. Pese a su eurocentrismo, y sus “olvidos” de culturas precolombinas, sumerias, o egipcias, algunas de sus tesis (como la del celibato impuesto por Gregorio VII como fuerza moral que permitió el establecimiento del imperio de la ley) son muy interesantes. Y nos recuerda que una vez conseguidas dos de las tres patas necesarias (un estado fuerte y la aplicación de la ley a todos los miembros de la sociedad) no hemos de olvidarnos de la tercera, sobretodo en la España Corrupta: responsabilizar a los mandatarios de sus decisiones y acciones.