Intentando que los robots sean más eficientes cuando trabajan en equipo (operaciones de rescate, vigilancia, etc) estamos aprendiendo mucho sobre la interacción de seres “inteligentes”, al igual que el estudio de las hormigas nos llevó al descubrimiento de la estigmergia.

La clave es ¿somos nosotros “seres inteligentes”? Cada vez lo dudo más. Porque nuestra principal capacidad, la de “sentir”, que podría ser un modo único de relacionarse con la energía, cada vez la entendemos menos.

[Por cierto, interesantes apuntes de Schumpeter como contestación al artículo de Brooks en el Washington Post sobre la meritocracia]