El hotel, cerca de las Ramblas, no estaba mal. La suerte fue aparcar en la misma puerta.

A la mañana siguiente, tras una visita a la Escuela Internacional de la Cultura Ayurvédica, y aparcar el coche en el parking de Plaza Cataluña, hubo “visita de revisión” a la acampada: lo mismo que en otras ciudades. Nada que destacar, por desgracia.

Bajando hacia el barrio gótico por el Portal del‘ Angel había puestecitos de artesanía (como las pulsera de Makrama). Paseo, paseo, paseo, tiendas, iglesias, paseo, tiendas… comida en Vegetalia (donde había info de Veganoteca), y al final, justo antes de volver, lo mejor del día: la tetería CajChai, lo más completo y profesional que he visto hasta ahora.