Es curioso, pero aunque sea legal en muchos estados de EEUU el matrimonio homosexual, Hacienda (IRS) no lo reconoce basándose en una ley (DOMA, o Defense Of Marriage Act) que aunque la administración Obama dice que es anticonstitucional, mientras siga en vigor, podrá ser empleada. Así que sigue habiendo discriminación, no en el matrimonio en sí, sino en la cantidad de impuestos que se les cobra a unos y otros (hay diferencias de hasta el 35%). [Fuente]

La ley no puede ser contradictoria, su aplicación no puede ser injusta. Pero eso es el sistema: una gran montaña de mierda sin ojos, ni cerebro, que se autojustifica basándose en tecnicismos. Si bien la arbitrariedad (y más basada en el capricho de un hombre, sea juez o papa) es peligrosísima y se presta a abusos fácilmente, la despersonalización tecnocrática del sistema también puede ser monstruosamente injusta.

Por algo las sociedades tradicionales se han organizado siempre en “consejos de sabios”. Grupos de personas. Personas. Colectivos. Humanos. Si a eso le añadimos la colaboración, la eliminación de la autoridad impuesta, nos acercaríamos a una bonita anarquía.