Muy pronto (si no es que lo están haciendo ya) las grandes empresas filtrarán grandes cantidades de datos públicos (esa es la guasa: que se lo ponemos en bandeja) de las conversaciones y actividades en redes sociales de sus clientes, para determinar precios. Por ejemplo, si hablas mucho en twitter y facebook de velocidad, motores potentes, saltarse leyes, adrenalina, etc, te subirán lo que pagas por el seguro.

Lógicamente eso llevará a que las mismas normas de discreción, moderación, hipocresía, disimulo, etc que empleamos en nuestras interacciones físicas, las traslademos, por fin, a la promiscuidad informativa sin límite parente que son hoy las redes sociales.

La borrachera se acaba. Prepárense para la resaca.