En España tenemos un derecho legal (técnicamente “excepción al derecho restrictivo de copia de propiedad intelectual”) llamado “copia privada” mediante el cual cualquiera puede hacer una copia de su material protegido por copyright (libros, música, películas, etc), mientras sea para uso no comercial. Para “compensar” la supuesta pérdida (lucro cesante) que eso podría causar a los autores (aunque muchos estudios demuestran que tal pérdida no es real) lo españoles pagamos el llamado “canon-digital”, un impuesto sobre los soportes y máquinas reproductoras (CDs, DiscosDuros, impresoras, fotocopiadoras, etc, etc) y gestionado por instituciones privadas monopolísticas llamadas “Suciedades de Gestión Colectiva”, algunas dirigidas por supuestos alcohólicos, puteros, apropiadores indebidos, evasores de impuestos (o eso dice el Fiscal).

Así que tras empaquetar 16 cajas de libros indispensables para que se lleve mi mudanza (ya de camino a EEUU), decidí que empaquetar los cientos de CDs y DVDs que poseía podía ser demasiado, así que ¿por qué no hacer una copia digital de eso en un disco duro externo y llevarlo conmigo? Suena bien, es legal, he pagado por mi derecho a… espera: en la frontera de EEUU las leyes cambian, y podría ser acusado de poseer la misma cosa que en mi país tengo derecho a poseer.

¿Solución? Dejar el disco duro en casa, conectado a la red, y establecer un túnel VPN, para acceder a los contenidos digitales desde mi apartamento u oficina en Nueva York.

¡Tecnología al rescate! Tecnología que nos llevará al futuro, lejos de los retrasados que no ven más allá de su FUD (y bolsillo).