La red estaba que trinaba esta semana. Tras el maravilloso levantamiento contra SOPA y PIPA, la nueva batalla parece centrarse en el anuncio de Twitter de que permitirá censura por países. No importa que sean abiertos sobre el tema (a diferencia de Facebook), ni que hablen de sus oficinas y empleados en países donde la censura es la ley… si oyes “censura” y “red” ¡levántate y grita! Wired tiene un interesante artículo sobre ello.

Esto es lo que llamo “reacción automática”. En vez de averiguar los datos, y entrar en una discusión constructiva y productiva, hay conceptos específicos (keywords, memes, hashtags, o lo que sea) que automáticamente invocan reacciones apasionadas (a favor o en contra). Ejemplos hay de sobra:

En un poster en el metro leo lo siguiente: “…T-Mobile y el color magenta son marcas registradas de T-Mobile USA…”. La respuesta automática invoca: “¡¿Cómo puede ser eso?!, ¡¿Cómo se atreven a decir que pueden registrar un color?!!!” Pero la reflexión basada en datos respondería: una marca registrada consiste en varios elementos (marca, logo, etc), incluyendo color. Sólo se aplica a productos e industrias específicos, y sólo hasta el punto de evitar confusión en el consumidor. Y mientras esto se ha usado para censurar la libertad de expresión en alguna ocasión, no creo que la gente de T-Mobile comience a imponer restricciones sobre el uso del color en un futuro cercano (a no ser que seas una empresa de telecomunicaciones que quiera emplear el magenta como color principal de su marca).

O la campaña de Google “goodtoknow” (el anuncio, visto de nuevo en el metro, donde parece que ocurra casi toda la vida en Nueva York, por lo menos en invierno) a la cual Epic ha respondido muy juiciosamente con “GoodToReallyKnow”. Claro que la publicidad engañosa, y las medias-verdades, son un peligro, pero comencemos una conversación, no una flame war.

Campañas, acciones, y reacciones, parecen fomentar la polaridad. Paremos el ciclo, evitemos la trampa. Consigamos los datos, aprendamos, eduquemos a otros, y participemos en una conversación, o discusión (como Cory con los ejecutivos de las grandes empresas del entretenimiento), no una batalla o cruce de acusaciones.