El viernes, a la hora de comer, fui al museo Guggenheim para que Susan Thompson, Curadora Asistente, me diese un tour de la exposición de Francesca Woodman.

Aunque las fotografías de Francesca Woodman son indudablemente sutiles y reflejan la menta de una joven atormentada (cuerpo, espacio, el “yo”, disgusto, identidad, etc), es una pena que se quitase la vida tan pronto, dejándonos con lo que es obviamente un corpus truncado, que comienza, explora, promete… pero no concluye porque la muerte la halló primero.

Lo que me molestó realmente fue la falta de voluntad de la curadora (me niego a creer que “no tenía más información” como dijo) de hablar del suicidio de Woodman. Así que le pregunté, directamente, y aún así evitó la pregunta. ¿Por qué es el suicidio tal tabú, incluso hoy en día?

Así que tras aprovechar la oportunidad y ver la exposición John Chamberlain choices (pasando por segunda vez en el día al lado de Natalie Portman, mientras paseaba con una amiga, carrito y bebé) y disfrutar más de lo que esperaba, en claro contraste con la apatía que me provocó la exposición Being Singular Plural, me fui al School of Visual Arts para su jornada de estudios abiertos del MFA en Arte Digital.

En resumen: desorganizado, sin creatividad… no merece la pena.