Después de leer “Desacreditando el Nuevo Mito de Putin” por Alexander Yanov, y con todos mis respetos y admiración por este reconocidísimo historiador de los nacionalismos rusos:

Aunque es bastante brillante y elocuente, creo que no es lo suficientemente incisivo y audaz desacreditando el último mito de Putin. Adopta un enfoque muy conservador, tal vez permitiendo que un bagaje e inclinación de filosofía occidental tradicional tomen la parte de la razón pura y la creencia, que normalmente se necesitan, en partes iguales, para combatir una disputa político / filosófica.

De los dos “contra argumentos” que Yanov hace de las ideas de Spengler, la primera es la sencilla y cómoda “tradición”. Que nunca ha sido un buen argumento para nada profundo. Se puede convencer a mucha gente, y puede parecer “sentido común”. Pero no hay mérito en ese argumento. De hecho, es peligrosamente engañosa, porque si se sigue hasta sus consecuencias más nefastas, conduce directamente desde Aristóteles hasta Hegel, y de Hegel a Kant, a un paso de Aynd Rand, y el Objetivismo lustroso pero mortal que parece envuelve todos los aspectos de la política en el mundo occidental.

El segundo, un enfoque mucho más interesante y bien documentado, se queda corto (tal vez por las limitaciones espacio-temporales) de las consecuencias que pretende. Claro, en el debate cultura-civilización, tal como es representado por Huntington, hay TANTO más que añadir y pulir que podría ser interminable, pero una omisión no implica una imposibilidad.

Personalmente, creo que Civilización tiene una significado de “organización / política al que Cultura no se refiere (que tiene más que ver con los logros subjetivos e individuales, aunque colectivamente considerados).

En cualquier caso ¿qué sabré yo?

Tengo muchas ganas de poder hablar sobre estos matices con él.