En compañía de tu ausencia
escucho la llamada de tu piel.
En silencio, inmóvil, contesto.

En la soledad de tu presencia
recuerdo deslizarme por tu mirada
cayendo sin temor a tu vacío,
antesala de tu ser.

Junto a ti, por fin, en el sueño y el anhelo
yazgo,
con la tranquilidad y la paz que da
saberme tú.