Sorprendido soy testigo del alzamiento de los árboles
desde su base
que no estaba enraizada.

Las hojas se van,
se agrupan,
se organizan,
y mutando forma,
se dirigen al cielo,
para caer en picado.

Un dragón rojo,
un barco vikingo,
directos hacia mí.

Lo supero con el recuerdo de sujetar tu mano,
parpadeando.

¿Pero hasta dónde me podría llevar incluso un recuerdo inextinguible?
Sujetaré de nuevo tu mano, o se me llevarán las hojas.