Del lunes 25 al miércoles 27 fui a Las Vegas a recibir ??un premio (IBM 2013 Beacon Award a la Mejor Solución de Salud y Ciencias de la Vida).

No me gusta Las Vegas, demasiado estridente, demasiado vacía, demasiado superficial … pero cada vez que voy, termino con interesantes experiencias y observaciones. Como el devastador efecto que el capitalismo de mercado extremo puede tener sobre la credibilidad de las instituciones (¿máquina tragaperras de marca Juez Judy? WTF!).

El evento, organizado por IBM, se llevó a cabo en el Hotel Caesar‘s Palace (lugar de donde guardo intensos recuerdos, de hace años): 2.500 personas, apretada agenda de reuniones de trabajo y sesiones, un montón de comida, algunas fiestas y un concierto.

El primer día, después de mi vuelo “virgen” con Virgin America, me reuní con un alto ejecutivo de IBM, ensayamos la gala del premio, y cené con los “españoles” (gente de IBM España, Indra, El Corte Inglés, etc) en Margarita Ville, con música en vivo, y un tobogán gigante a través del cual una chica se desliza hasta una gigantesca “jarra de margarita”.

El segundo día tuve una reunión muy temprano, luego recibí el premio en el escenario, fuí entrevistado para la televisión, fuí a una fiesta con comida y bombones impresionantes, en el bar Shadow, y luego otra con un montón de gente guapa (otro tipo de bombones), en el club Pure.

El último día participé en una mesa redonda de debate televisada con Tim Llewellynn (de Nueva Zelanda aunque vive en Suiza) y Aleksandar Vidovic (de Eslovenia) sobre tecnología cloud y seguridad. Fue filmado en un estudio increíblemente montado como un café hasta el más mínimo detalle, por un enorme equipo de televisión, con un director de Los Angeles, y organizado por la agencia de publicidad Ogilvy. A pesar de que duró 2 horas, nos dijeron que ¡lo reducirían a 2 minutos para TV!

Después de algunas reuniones más, fui a la gala privada en la suite del ático (la “habitación de Celine Dion”) de la Torre Forum. A continuación, algo de sushi de Nobu para cenar y un concierto de Train.

Un vuelo de medianoche (por algo lo llaman “ojos rojos”) me llevó de regreso a casa, cansado, agotado, pero contento con los resultados, el networking, y la experiencia.