Después de Londres y Oxford, para terminar un gran fin de semana de cumpleaños, fuimos a Valencia (España).

Visitamos a familia (el verdadero propósito del viaje) y amigos incluido el estudio de Claudio Zirotti, fuimos a la oficina a trabajar más de lo que queríamos, decidimos el lugar de la boda, y como siempre, comimos un montón de platos de arroz.

La anécdota del viaje fue en la salida. Una vez en Madrid, antes de abordar el vuelo de Iberia Madrid-Nueva York, en el “control extra de seguridad” en la puerta de embarque me preguntaron si yo tenía vuelo de regreso a España.

– No, no lo tengo – contesté.

– Entonces no podemos dejarle subir al avión.

– WTF?! Tengo una oficina y un apartamento en Nueva York, y paso allí la mayor parte de mi tiempo. He entrado y salido del país muchas veces. He tenido un visado, y ahora estoy viajando con el Programa de Exención de Visado, y cuento con la autorización ESTA … ¿cuál es el problema?

– Si le dejamos subir al avión sin billete de vuelta, nos pondrían una multa de $ 6,000. Así que o bien obtiene un billete de vuelta o no puede subir al avión.

En ese momento comprendí que no tenía sentido continuar con la discusión, y el avión ya había comenzado el embarque, por lo que sólo había una cosa por hacer: obtener el maldito billete.

Afortunadamente mi agente de viajes es impresionante, y con un ordenador portátil, conexión 3G a través de mi teléfono (sin Wi-Fi en el aeropuerto de Madrid Barajas MAD, gracias), y una tarjeta de crédito, conseguí un billete de vuelta, y subir al avión.

Por supuesto, una vez llegué, anulé el billete, y sin cargo (ya os había dicho que mi agente de viajes es IMPRESIONANTE).  Hecha la ley, hecha la trampa 😉