[mudslide:picasa,0,111219615350942087056,5889512863209842513]

Decidimos dormir para recuperarnos de una semana muy activa, así que pedimos el desayuno en la habitación. Aunque no soy muy amigo del servicio de habitaciones, todo (muesli, avena, tortitas de arándanos, tortilla de queso, bagel de salmón ahumado, piña fresca) estaba perfecto. Los horarios del restaurante son muy “americanos”, el desayuno se sirve hasta las 10:00h, la comida hasta las 13:30h ¡y la cena hasta las 21:30h!

Pasamos todo el día en el mar, navegando hacia el Norte a través del Inside Passage. Perfecto para algo derelax y concentración, así que aproveché la oportunidad para leer. Ya que me he cansado de “versiones” e “interpretaciones” de las grandes obras, he decidido volver a los textos originales de los autores que me interesan (o los que yo quiero decidir si me interesan o no). Hoy he abordado algunos “no-tan fácil-de-leer”: “La inversión del platonismo de Nietzsche” y “El origen de la obra de arte” de Martin Heidegger; y “El estadio del espejo como función formativa del yo" y “De la mirada como objeto (a) minúscula" de Jacques Lacan (comoce a tus enemigos). Dado que el psicoanálisis es un pasatiempo burgués (o trampa), ¿cuándo mejor leer sobre él que en un crucero? 😉

Aunque el balanceo suave de las olas daban ganas de volver a dormir, Heidegger y Lacan me lo impidieron. Curiosamente conozco a unas cuantas personas que han experimentado el efecto contrario.

Finalmente conseguimos salir de la habitación para una cena temprana, que incluía caviar, y soufflé de queso y langosta. Se puede decir que un gran número pasajeros del crucero son de edad avanzada cuando el restaurante tiene una gran caja con gafas de lectura para prestar (para leer el menú).

Asistimos a una conferencia televisada sobre las tribus nativas de Alaska a cargo de la antropólogo de abordo Terry Breen.

La chocolatina sabor naranja-chocolate del “servicio de apertura de cama” tenía una cita que me gustó:

El destino de uno nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas

Henry Miller

Así que a la cama temprano. ¡Mañana es un día muy emocionante!