[mudslide:picasa,0,111219615350942087056,5890669129913176289]

Como si no hubiéramos tenido suficiente aventura y belleza, Sitka nos esperaba con más.

Temprano por la mañana, después de un desayuno en la habitación, nos embarcamos en el catamarán St. Michael en búsqueda de vida silvestre entre los estrechos pasajes insulares y bahías abiertas del Sitka Sound, con el volcán inactivo Monte Edgecumbe proporcionando un fondo inmejorable para uno de los más bellos entornos costeros del mundo.

En el primer giro vimos un águila calva majestuosa en lo alto de un árbol, su figura perfectamente dibujada contra el cielo claro, y poco después vimos un ciervo nadando de una isla a otra. Barcos de los pescadores aparecían de vez en cuando en el horizonte, entre la niebla.

Brandy, la naturalista británica de a bordo, proporcionaba datos interesantes e información durante la excursión de tres horas sobre la abundante vida marina silvestre de Alaska. Y abundante era: vimos ballenas jorobadas, leones marinos stellar, focas harbor, una gran variedad de aves marinas, águilas calvas, ciervos de cola negra … y las criaturas que como siempre digo son “más adorables de lo que tienen derecho a ser”, las nutrias de mar.

Menos mal que las nutrias de mar se recuperaron después de su casi extinción a manos de cazadores de pieles rusos en la década de los años 1800. Ahora están por todas partes, viajando en “balsas”, pedaleando de espaldas con sus largas colas (¡las nutrias pueden medir casi 2 metros!) y saludándonos con sus pequeñas y adorables patitas. ¡Una monada!

De vuelta a tierra, en “zona de peligro de tsunami” (Alaska, en el llamado “anillo de fuego”, tiene tsunamis, muchos más terremotos que California, volcanes, y los mosquitos son tan grande que algunos los llaman “el pájaro oficial del estado”) y antes de regresar al barco, compramos una edición limitada del bajorelieve “La leyenda de la madre humana, padre oso y sus cachorros” del artista Arnie Weimer (MFA por la U. de Cincinatti, que ahora enseña arte en Alaska) en la galería Sitka Rose, donde también me gustaron las máscaras de Evans Apatiki.

Después de tanta ternura y dulzura tuvimos que elegir una película adecuada para ver, así que elegimos “Los Increíbles” y nos fuimos a dormir pronto porque al día siguiente estaríamos navegando junto a los glaciares por la mañana temprano.