Hoy he recibido este email:

Señor Cortell:

En la actualidad me estoy querellando en los Juzgados de Barcelona contra Greg Prévôt, autor de una página difamatoria atentatoria contra mi honor, cuyo enlace aparece en la que usted administra, en la siguiente dirección:

https://cortell.net/blog/es/2006/03/lo-que-con-dinero-publico-se-financia-no-puede-ni-debe-ser-patentado-ni-estar-restringido-a-copyright/

Presupongo su buena fe y entiendo que el comentario con el enlace a la página infamante ha escapado hasta la fecha a su supervisión como editor y moderador. Sin embargo, dado el contenido flagrantemente delictivo de la web enlazada, usted está obligado a no difundirlo desde que alcanza conocimiento del mismo, puesto que de lo contrario incumpliría el deber de diligencia mínima exigible a todo prestador de servicios en internet y sería penalmente imputable como colaborador necesario de Greg Prévôt.

El contenido de la página objeto de la querella, temporalmente suspendida por su autor para evitar su incriminación, puede consultarse todavía mediante la función “en caché” de Google:

https://webcache.googleusercontent. com/search?q=cache:ivHIoHvPdhsJ:esuntroll.blogspot.com.es/2005/06/daniel-vicente-carrillo-irichc-viccahr.html+&cd=5&hl=es&ct=clnk&gl=es

En mi poder obra igualmente escritura pública acreditativa de este extremo.

Por la presente le requiero a que en el plazo de cinco días elimine dicho enlace en su página a “Los troll del ciberespacio”, notificándome al respecto.

Pese a que espero y deseo su pronta colaboración a fin de resolver este desagradable asunto amistosamente, le ruego no subestime mi firme resolución a emprender cuantas acciones legales el Derecho me confiere en defensa de mis legítimos intereses.

Atentamente,

Daniel Vicente

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Y esto es lo que he contestado:

Señor Daniel Vicente, si es que ese es su nombre,

Permítame contestarle a su mensaje.

Me parece repugnante que la legislación española (o de cualquier otro país) pretenda hacer responsable de los comentarios de terceros a los administradores de webs/blogs, y más cuando estos son sin ánimo de lucro y el administrador no ha participado del discurso ni debate.

Pese a que ni yo ni mi blog residimos en España, y por lo tanto su amenaza legal no me preocupa lo más mínimo, sí que me molesta su tono y actitud.

El enlace al que se refiere no funciona. No lleva a ninguna web, por lo tanto no sólo no puede ser difamatorio, sino que no puede ser verificado por mí.

Adicionalmente, el enlace que usted me proporciona para que lo compruebe tampoco lleva a ninguna web, dejándome, de nuevo, sin posibilidad de comprobar nada.

Y que declare en su mensaje que en su “poder obra igualmente escritura pública acreditativa de este extremo”, sin siquiera describirla ni dar pruebas de ello, no me sirve de nada.

Comprenderá que dadas las circunstancias, y la imposibilidad de comprobar sus acusaciones, me niegue en rotundo a censurar a nadie.

Es más, dado que parece usted mostrar inclinación por la amenaza (“usted está obligado a no difundirlo desde que alcanza conocimiento del mismo, puesto que de lo contrario incumpliría el deber de diligencia mínima exigible a todo prestador de servicios en internet y sería penalmente imputable como colaborador necesario”), la beligerancia (“dado el contenido flagrantemente delictivo”), los ultimátum y la mala gramática (“le requiero a que en el plazo de cinco días”), empleando sus propias palabras, “le ruego no subestime mi firme resolución”.

En mi caso, mi firme resolución a defender la presunción de inocencia, a evitar la censura, a luchar contra leyes abusivas y los que con ellas abusan, y a no dejarme amedrentar por desconocidos, pues no aporta usted prueba ninguna de su identidad, sobretodo al escribir desde un email como irichc23@hotmail.com

Pese a nuestras profundas diferencias de opinión personal, permítame darle un consejo de alguien que ha pasado por difamaciones y disputas cibernéticas con mafias implacables: déjelo estar. De lo contrario, ¿conoce el “Efecto Streisand?”, pues eso.

Un último comentario: no deseo recibir más comunicaciones suyas. Espero que como conocedor de las leyes de telecomunicaciones comprenda lo que esto significa.

Atentamente,

Jorge Cortell