El miércoles fue un día muy largo.

En primer lugar, me invitaron a una reunión ejecutiva – desayuno VIP y presentación por parte de IBM a las 7:45 am. El evento, en el que IBM presentó su tecnología de Watson y donde tres empresas asociadas mostraron la forma en que están aprovechando las capacidades del NLP, se prolongó hasta las 12:30h, pero yo me quedé una hora extra para una reunión con una ejecutiva de IBM.

Luego regresé a la oficina por 3 llamadas de conferencia. A las 19:00h ya estaba listo para ir a la fiesta de lanzamiento de la startup Social Radar a la que Stephanie y yo habíamos sido invitado. Ya que era en Milk Studios en Chelsea, a pocas manzanas de nuestro apartamento, decidimos ir caminando a pesar de que estaba lloviendo.

Estoy seguro de que fue una gran fiesta, con todas las “características” que se esperan como un DJ, comida de Momofuku Milk Bar, Luke’s Lobster y OddFellows, pintura en vivo por parte de No Kings Collective, estampado de camisetas, una cabina de fotos … pero al llegada había dos colas, la cola “normal” y la cola"VIP". Entiendo que no todo el mundo puede entrar a la vez, sobre todo con 1.500 invitados (lo que significa que menos de 500 aparecerían, pero aún así, mucha gente), pero ¿de verdad?, ¿tantos VIP que se necesita una segunda cola?

Puede ser que sea el concepto de cool y fabuloso y glamuroso de Nueva York, pero no me apetecía esperar en la cola. Así que nos dirigimos a otra fiesta a la que nos habían invitado: La Fiesta Blanca Anual para miembros del New Museum.

Eso es lo que yo llamo una fête de verano guay. El ambiente y las personas que asistieron a la fiesta fueron aún más cool que en las anteriores ediciones. Más personas que vestían de blanco, como sugería el tema de la fiesta (vestimenta: blanco y bling), y más personas con trajes artísticos, pero sin pomposidad ni esnobismo. Todo era diversión, música, excelentes cócteles, visita privada de las exposiciones (Roberto Cuoghi, Camille Henrot, y Ragnar Kjartansson), sesiones de DJ de Heavenly Beat y TEEN, e incluso una impresión de edición limitada por Quentin Jones. Pero, por supuesto, como siempre, lo mejor fue compartir las impresionantes vistas desde el Sky Room con mi amada esposa.

Me podría haber quedado allí toda la noche. Lástima que tuvimos que finalmente volver a casa, pero una llamada de conferencia con Singapur, una entrevista con un analista en la India, y una sesión remota de ventas con Colombia significaba tener que levantarse muy temprano a la mañana siguiente, y tener que enfrentarme a otro largo día. Supongo que no todo puede ser fiesta y diversión … aún 😉