A sabiendas de que la excursión organizada en Túnez iba a ser larga y pesada, los peques no nos acompañaron, así que tuvimos tiempo para explorar a fondo La Goulette, Sidi Bou Saïd, y el Museo Nacional del Bardo.

Sin duda Sidi Bou Saïd es pintoresco y agradable de visitar. Claramente mediterráneo en sus colores y folklore, recuerda a las islas griegas o la propia Ibiza (pueblo viejo).

Pero lo que fue realmente impresionante fue la colección de mosaicos romanos del Museo Nacional del Bardo. Me trajo vívidos recuerdos de la expedición arqueológica a la que me uní hace 15 años en Van, en la frontera entre Turquía, Irán e Iraq.