Las absurdamente enrevesadas políticas de visado de la India, y el absurdo proceso privatizado de la obtención del mismo, han hecho que haya tenido que cancelar lo que era un rutinario viaje de trabajo de un día a Calcuta. Es increíble que la burrocracia en el siglo XXI afecte a tantos países, y se juegue con la gente a base de leyes ridículas.

La información oficial que maneja mi agencia de viajes, una de las más grandes del mundo, dice que si paso menos de 24 horas en India no necesito visado. Pero el gobierno indio dice que sí. No obstante, me dice un funcionario del consulado, aunque me hubiesen permitido entrar, probablemente no me hubiesen dejado salir del aeropuerto, pero no lo saben con seguridad. Además, aunque existe un visado de tránsito, y un visado de emergencia, la obtención del primero tarda 5 días desde que los documentos llegan al consulado, si no hay circunstancias excepcionales (como en mi caso: español solicitando visado desde EE. UU.), en cuyo caso puede tardar (mucho) más. Y aunque viajaba en menos días de los necesarios, el visado de urgencia no aplicaba porque sólo es de aplicación a ciudadanos indios que viven a cierta distancia de la embajada y que han tenido un fallecimiento en la familia. Tócate los… Como para montarte un viaje de trabajo rápido.

Pero como no hay mal que por bien no venga, de camino a Singapur me voy 4 días prácticamente de asueto (sólo uno de trabajo) a disfrutar de mi ciudad favorita en el mundo: Tokio.

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