Hace tres semanas disfruté de un agradable fin de semana casero en Nueva York. Vinieron mis suegros de visita desde Canadá, y mi mujer aprovechó para probar nuevas recetas aprovechando algunos ingredientes fresquísimos que compré a la vuelta de la esquina, en el mercado ecológico (Farmer’s Market) que montan los fines de semana en la calle 23, en Chelsea. Pese a ser pequeño, venden de todo, hasta “champagne de té” (kombucha fermentado con jengibre).

Desde polenta con acelgas y setas, hasta pastel de manzana casero (estos neoyorquinos saben de manzanas: cuando puedas prueba la “honey crisp”, no te arrepentirás), da gusto poder disfrutar de platos tan deliciosos y sanos.

Aprovechando los últimos días de tiempo agradable también fuimos al Museo Americano de Historia Natural, en el lado oeste de Central Park (Upper West Side). No me canso de ese museo, y siempre se aprenden cosas. Esta vez lo más impactante fue mirar a la extinción reciente a la cara, pues acababan de traer a “lonesome George”, la última tortuga de su especie, desde Galápagos para exhibirlo como recordatorio de la cantidad de especies que estamos aniquilando en nuestra ciega carrera de consumismo insostenible.