Como mis padres estaban de visita desde España, decidimos conducir con ellos a Buffalo para pasar Acción de Gracias todos juntos con mi familia política.

El miércoles, 26 de noviembre, condujimos más de 650 Km. a través de la tormenta de nieve desde la ciudad de Nueva York a las Cataratas del Niágara. Bueno, mi esposa condujo. No creo que nadie más en el coche pudiese haber conducido con toda esa nieve y hielo en la carretera, pero por suerte ella tiene un montón de experiencia con eso, así que, aunque nos llevó cuatro horas más de lo previsto (y nos obligó a parar en un diner en el medio de la carretera para comer, en vez de hacerlo en Ithaca como era nuestro plan), cruzamos la frontera con Canadá en las Cataratas del Niágara sanos y salvos. Hacía frío. -21 ° C para ser exactos.

La vista de las cataratas desde la habitación del hotel era absolutamente impresionante. Insuperable.

Antes de ir a dormir, y para relajarnos después de tan largo viaje, nos dirigimos a R5, un lounge donde tienen “The Ultimate Cosmopolitan” (un cóctel de $2.390) y el “Martini-On-The-Rock” (un Martini “a partir de $10.000”) en su menú. Nos quedamos con una botella más que razonable de Malbec.

Al día siguiente tuvimos una maravillosa cena de Acción de Gracias en casa de mi prima-política. Casi todo el mundo estaba allí, y fue una cena de Acción de Gracias arquetípica aunque temprana, con un pavo de trato-humano-no-gmo-orgánico-alimentado-ecológicamente-sin-jaula-libre feliz-hasta-que-murió, relleno, seis pasteles (uno de ellos aprobado-por-Jorge de nueva receta: calabaza y pastel de queso), juegos y diversión, incluyendo pavo-trivial y acariciar a dos hurones y dos gatos.

Al día siguiente visitamos las cataratas, y tomamos un delicioso almuerzo en el encantador Hotel Prince Of Wales con mis suegros. De camino al almuerzo paramos en las Islas Dufferin, un apartado parque de 40.000m2 con varias pequeñas islas conectadas por pequeños puentes y caminos. Allí nos encontramos con una gran bandada de gansos, gaviotas y patos. También vimos dos hermosos cardenales mirando desde una distancia de seguridad. Y cuando nos íbamos vimos tres zorros rojos salvajes. Increíble.

Después del almuerzo caminamos alrededor de Niagara On The Lake, donde compramos sombreros clásicos (muy conveniente para una cabeza calva como la mía), y fuimos a cenar a Windows by Jamie Kennedy desde donde vimos los fuegos artificiales.

El sábado, 29 de noviembre, después de un delicioso desayuno en casa de mis suegros, regresamos. Mi esposa, conociendo la zona tan bien, insistió en parar en Taughannock Falls. Si bien el camino a las cataratas era todo hielo y bastante resbaladizo, mereció totalmente la pena. ¡Magnífico! Impresionantemente espectacular.

Una vez en Ithaca, después de ver un ciervo, de una rápida visita a la Universidad de Cornell, y parada obligatoria en la librería Autumn Leaves, tomamos una estupenda cena vegetariana en el restaurante cooperativa Moosewood.

Un maravilloso viaje de Acción de Gracias, lleno de recuerdos preciosos.