El 7 de marzo mi mujer y yo viajamos a Roma durante unos días, ya que la visita de un día durante el crucero del verano pasado nos supo a poco y nos dejó con ganas de más.

Primero nos quedamos en el hotel Splendide Royal. Una “grand dame” de decoración barroca y restaurante de lujo lleno de empresarios, oligarcas del este, y sus amantes.

El día 9 nos pasamos al hotel Kolbe Rome, un monasterio (en parte todavía en marcha) ubicado al lado del Circo Massimo y el Colosseo, a donde nos reunimos con mis suegros, que venían de Canadá.

Visitamos toda Roma:

Algunos de los puntos álgidos fueron Foro Traiano, Colosseo, Ponte Sant Angelo, Largo di Torre Argentina (con su genial santuario de gatos), Plaza de España, Piazza Navona, Trastevere (aunque no aparece en mi “mapa de movimientos”)… pero sin lugar a dudas los dos recuerdos más entrañables e impresionantes son:

  • Una visita privada al Museo del Vaticano guiada por una doctora en bellas artes experta en arte renacentista

  • Y una visita a la maravillosa Galería Borghese (Bernini me fascina)

También fue un disfrute culinario, con el excelente Renato e Luisa, el muy auténtico (pese a su ubicación) Armando al Pantheon, y algunos restaurantes decentes (lo que en un lugar tan lleno de “trampas para turistas” como Roma no está nada mal) como InRoma Movie Stars, Grappolo d’Oro (qué pena que Ditirambo en la acera de en frente estuviese lleno), o Palatium Enoteca Regionale.