El evento “Expand your Network after Setting Up in London” organizado por la Cámara de Comercio Española en Gran Bretaña en las oficinas de London & Partners fue sin duda interesante. El marco era inmejorable: las vistas son de las mejores de Londres. De hecho la sala de reuniones se usa a menudo como estudio de grabación audiovisual.

Los eventos de networking son muy útiles si están enfocados a un sector, o si alguien conoce a todo el mundo y va presentando a quienes considera que tienen alguna sinergia en particular (o bien si todo el mundo tiene ocasión de presentarse rápidamente).

Pero, por supuesto, esto era un evento “con sabor español”. Para bien y para mal.

Por un lado el excelente jamón de Enrique Tomás, que ya va abrir su segunda tienda en Londres, triunfó, como siempre triunfa un buen ibérico. Además había gente con proyectos muy interesantes, como los de Aglaris o los de Virtualware. Pero, a nivel profesional, sinceramente y como siempre, me da una enorme pena/rabia que los españoles tengan tantas carencias. Desde el inglés (el que lo hablaba, porque había gente allí, que habían enviado desde España, a encargarse del mercado inglés ¡sin saber hablar inglés!, incluso funcionarios del área de internacional) hasta el hablar en público, la estrategia empresarial, el uso de las nuevas tecnologías, el diseño de las presentaciones… La verdad, uno se da cuenta de que en España la gente tiene mucha inventiva y mucho valor, porque lanzarse así a un mercado extranjero quiero creer que es de “valientes” más que de “insensatos”.

Para colmo está lo mal que colaboramos. Yo no me siento “español” ni más ni menos que “europeo” o “mediterráneo”. Pero está claro que la identificación con una nacionalidad en muchos casos es vínculo suficiente como para crear alianzas y sinergias. En eso, por ejemplo, los italianos son los maestros ante los que hay que descubrirse. Pero los españoles ¡todo lo contrario! No quiero entrar en las posibles causas ni orígenes histórico/socio/políticos, pero en España más que colaborar y ayudarnos los unos a los otros, lo que prima es la desconfianza, la envidia y el recelo. Sé que es una enorme y burda generalización, y que hay muchas y honrosas excepciones, pero llamemos a las cosas como son y tengamos capacidad de autocrítica. A ver si aprendemos. Aunque sea inglés.