Todo el mundo está demasiado ocupado. Es el “mundo del trabajo tóxico” que vivimos, según el New York Times. Sin embargo, algunos días están más ridículamente a tope que otros.

La semana pasada tuve tantas reuniones, que me fue difícil hacerles seguimiento. Algunas de las que me acuerdo a bote pronto: reunión con un socio general de Google Ventures, reunión con dos ejecutivos del Servicio Nacional de Salud (NHS), reunión con un ejecutivo de Accenture en sus elegantes oficinas de Londres, ser entrevistado por un editor de The Times, ser recogido por un chófer en un coche híbrido con wifi que me llevó a un evento organizado por un grupo de medios (Grupo Haymarket, Create 2015) para dar una charla y participar en un panel junto a otros dos “emprendedores” de TechHub, y minutos después participar en otro evento (Salud Conectada) en Simmons & Simmons.

Ese tipo de horario esquizofrénico sólo es posible en zonas de alta densidad / concentración como Nueva York, Silicon Valley, o Londres. Y por eso cuando otras áreas del mundo tratan de “replicar Silicon Valley”, olvidan el “ingrediente” principal: masa crítica.