Este verano Londres se convirtió en el escenario de más de 20 esculturas gigantes inspiradas en la doble hélice del ADN realizadas por algunos de los principales artistas, diseñadores y arquitectos, como Ai Weiwei, el Dept. de Diseño de Aston Martin o Zaha Hadid. El miércoles pasado mi esposa y yo fuimos invitados a la subasta de dichas piezas en la legendaria casa de subastas de arte Christie‘s.

Me sorprendió, o más bien “me consternó”, ver que las esculturas de Ai Weiwei se vendieron por sólo unas £ 20.000 cada una (hizo dos). Me tentó pujar por ellas, pero después de haber invertido casi todo lo que tengo en el crecimiento de mi empresa, por el momento, lo único que puedo hacer es sorprenderme y preguntarme cómo fue posible.

Pero estábamos allí para disfrutar del arte y el evento, por lo que bebimos champán, comimos deliciosos entremeses, evitamos el “ver y ser visto” (aunque no del todo, porque ¿cómo podríamos?), y nos lo pasamos bien en la subasta con un subastador muy divertido e ingenioso.