Hora de trabajar. La feria para la que había ido a Yokohama, BioJapan, no es muy grande, y empequeñece en comparación a la feria Bio en los EE.UU. Pero al ser tan altamente especializada significa que hay menos personas que asisten, y las que asisten están todos directamente involucrados en “ciencias de la vida” (investigación, bio, farma, etc), ya sea como investigadores o como empresas de comercialización de la investigación, o la prestación de apoyo y servicios.

Mantuve reuniones pre-organizadas a través de un sistema online, por lo que fue muy productivo en lo que a mi trabajo se refiere. Una ventaja añadida fue poder asistir a la Feria de Fotónica que tenía lugar justo al lado de BioJapan, así que ¡experimenté y aprendí sobre todo tipo de láseres de pulso, cuánticos, lentes, micro-robots y tomógrafos de coherencia óptica! A mi amigo Álvaro seguro que le habría gustado.

Por la noche, Boris Johnson, alcalde de Londres, vino a la feria y hablamos un poco. Es todo un personaje, hiperactivo e intenso.

Durante la foto de grupo, se me ocurrió un algoritmo para determinar la afiliación de los miembros de un grupo dinámico con un funcionario público de alto rango en base a la distancia media promedio al punto focal: los que se acercan constantemente para salir en la foto, hablando con o sin nada que decir, y riendo a carcajada (casi histéricamente) ante cualquier broma del “famoso” o son funcionarios públicos que buscan una promoción o del mundo académico, que buscan avanzar en sus carreras. También están los “depredadores” que esperan el momento adecuado y “entrar a matar”, con un mini-discurso bien preparado, truco, o un regalo, para conseguir que el “famoso” los recuerde o diga algo que puedan utilizar en una nota de prensa. Finalmente están los “outsiders”: demasiado tímidos para estar en el centro de atención, demasiado cínicos para participar en ese circo, o demasiado analíticos como para perderse la diversión de analizar la compleja dinámica que se desarrolla frente de ellos (sí, tengo la suerte de pertenecer a la dos últimos tipos: cínico-analítico, soy así de cool 😉 ).

Después de toda esa locura, fuimos invitados a la ceremonia de apertura (más bien “fiesta”) en la Terminal de Pasajeros de Yokohama. Los organizadores pusieron una banda de rock tocando versiones de los Beatles, y sirvieron un menú buffet de comida occidental. Aprecio el gesto, pero fue un fracaso total. El punto culminante de la noche fue Boris dando un discurso apasionado de lo maravilloso que es Londres, mientras que a los organizadores japoneses les salía una “gota de sudor frío que corría sus sienes” (vale, es más fácil con un emoji: 😓).

Así que me largué temprano y caminé de regreso a la habitación, recogiendo delicioso sushi y domburi por el camino. ¡Podría comer comida japonesa todos los días!