Tras un vuelo de más de 11 horas desde Londres en Virgin Atlantic, en el cual me puse al día de pelis que no habia visto, llegué a San Francisco el sábado, 10 de septiembre.

Como me pirra todo lo japonés, tenía reserva en el Hotel Kabuki, ubicado en medio de Japan Town.

Estaba cansado del largo viaje, pero me di un paseo por el Japan Center, y me alegro de haberlo hecho, porque me lo pasé bomba entrando en la librería Kinokuniya, Daiso, Ichiban… ¡qué difícil evitar la tentación de comprarlo todo!

Luego tomé una cena ligera (takoyaki y mitarashi dango) en Kissako Tea, vi como los luchadores de sumo terminaban de firmar autógrafos, y paseé hasta el hotel con ellos (donde me divertí calculando si la señal de capacidad del ascensor tomaría en cuenta a estos indivíduos “extra grandes”).