Esta semana he pasado 5 días en Santiago de Chile.

Una mala coordinación con mis socios IBM y el cliente me obligaron a cambiar mis billetes de avión 3 veces. El problema es que cada vez nos acercábamos más a las vacaciones de Navidad y por lo tanto la disponibilidad de vuelos disminuía considerablemente. Así que al final tuve que volar via Toronto, y quedarme un día más de lo que hubiera sido normalmente necesario. Pero no siempre se puede (¿alguna vez?) controlar las circunstancias en torno a los viajes de negocios.

Tan pronto como llegué el domingo, mi distribuidor y amigo Germán me llevó a almorzar en Donde Augusto, dentro del Mercado Central, donde tomé Locos y zumo Chirimoya. Tras una agradable tertulia me llevó a mi hotel, donde trabajé un rato y me fui a dormir temprano. Me hubiera encantado nadar pero la piscina del hotel era bastante pequeña.

A las 22:40 hubo un terremoto de magnitud 5 en la escala de Richter, lo que básicamente lo ubica entre la explosión de la central nuclear de Chernobyl y la bomba atómica Little Boy lanzada sobre Hiroshima. Pero no era mi primer terremoto (he experimentado bastantes, en California, Japón, Chile …). Me sentí como en el mecer de un pequeño crucero, algo que disfruto bastante. Genial para irse a dormir. Además, no hay razón para preocuparse: Chile tiene la regulación de construcción antisísmica más estricta del mundo.

Al día siguiente lo pasé completamente con IBM, preparando la presentación que haríamos el miércoles. Al menos estábamos en la 10ª planta con excelentes vistas de los Andes. Para comero fuimos a Juan y Medio, donde tomé pastel de choclo. Ya que cuando terminamos todos los museos estaban cerrados, di un paseo por el parque.

El martes pasamos todo el día con IBM otra vez, pero no nos quedaba mucho más que hacer. Nos llevaron a un restaurante peruano llamado Olan, donde comí mousse de quinoa y patata con pulpo. Después de eso tuve la tade libre, así que decidí visitar algunos de los Museos de Santiago (sobre los cuales he escrito un post específico). Por la noche cené con Germán y un socio comercial en PF Chang‘s, un restaurante chino en el centro comercial más lujoso de Santiago, todo decorado siguiendo una interpretación de la cultura pop de un tema navideño. Lo cual es particularmente divertido en Chile, dado que la única nieve que se ve en Navidad está en lo más alto de la Cordillera de los Andes.

El miércoles fue el gran día. Tenía que hacer una demostración en vivo de nuestro software frente a 20 personas, incluyendo Jefes Médicos y Jefes de Radiología de varios hospitales en un auditorio muy moderno en uno de los mayores hospitales de Santiago. Nos reunimos en IBM donde almorzamos en su cafetería (lo llaman Casino), y cinco de nosotros partimos para la reunión como un equipo.

El hospital estaba frente a IBM, al otro lado del río. Estaba a sólo 10 minutos a pie. Pero a más de 38ºC llevando un traje (menos mal que decidí años atrás que no quiero usar corbata), fue “el paseo de la muerte”. Hacía tanto calor que todo el mundo estaba irritable. Incluso vimos una pelea entre dos peatones en un puente, donde uno de ellos estaba tratando de empujar al otro al río. Cuando me acerqué para intervenir, otros hombres que pasaban por allí habían parado la pelea. Al menos la presentación fue muy bien.

Al día siguiente Germán y yo fuimos a reunirnos con un cliente importante, y luego me llevó a un típico restaurante chileno llamado Doña Tina, donde yo comí humitas y mote con huesillo.

Después de eso navegamos un atasco de tráfico enorme para llegar al aeropuerto a tiempo para mi vuelo a Toronto. Despegué a 38ºC y aterricé a -23ºC. Además de la dificultad de hacer la maleta sólo llevando equipaje de mano, estoy seguro de que eso no puede ser bueno para el cuerpo.