La exposición titulada “Le Corbusier y Suramérica”, en el salón principal del Museo de Arte Contemporáneo de Santiago (Chile), muestra por primera vez en Chile una colección de planos y dibujos originales de Le Corbusier para 12 proyectos que creó en América del Sur (aunque, de todos ellos, sólo se construyó la casa de Curutchet en Argentina).

Como parte de la exposición, el curador chileno Maximiano Atria ha organizado en torno a la parte central de la sala instalaciones específicas de varios artistas. Y estoy orgulloso de ser uno de ellos.

Mi pieza, “Restricted Realities”, es una instalación de 25x45x65cm, creada con piezas de madera geométrica policromada cortada a mano.

Obviamente empezó como un homenaje a Le Corbusier, pero quería ir más allá de su legado obvio de forma y estructura, de acercamiento e historia, para explorar al hombre detrás de la leyenda.

Le Corbusier no recibió una educación formal de arquitectura reglada, sin embargo, después de asistir a una escuela de arte y tras varios años trabajando en estudios de arquitectos, terminó no sólo con su propio estudio, sino también con enseñando e inspirando a arquitectos de todo el mundo. Como padre de la arquitectura del siglo XX, estaba mucho más interesado en el concepto de un edificio, de un espacio, que de los aspectos formales del mismo.

En “Realidades Restringidas” he construido el modelo para un diseño espacial que albergase y reflejase la mente. Es una casa para la mente. Pero no sólo una mente, ya que esa casa puede ser habitada por varias o incluso todas las mentes. Lo que naturalmente se deriva de ella es una estructura que tiene ángulos imposibles y espacios abiertos, áreas restringidas y áreas abiertas. Incluso los colores parecen entrar en conflicto para conseguir funcionar juntos.

Es una estructura sólida y estable que permea la tensión desde todos los ángulos. Justo como sucede cuando intentamos acomodar más de una mente en una sola experiencia compartida. De hecho, a menudo sucede dentro de una sola mente.

Así que son “realidades”, pero son “restringidas”. Y es en esa “restricción” que se construyen como realidades. Las paredes son normas, acuerdos, arreglos, expectativas y cualquier otro resultado de la interacción. Los colores en las paredes son la cultura, la expresión, el lenguaje, el arte mismo y cualquier otra comunicación de las interacciones antes mencionadas.

Con esos dos elementos simples, las interacciones entre individuos y grupos, y su comunicación, construimos nuestras realidades, realidades que tratamos de habitar, conformar y compartir. Pero esa construcción es subjetiva, y esa subjetividad es lo que da lugar a tensiones, idealizadas aquí como ángulos.

Como último y sutil detalle, agregué una plataforma de base a sólo una parte de toda la estructura. Porque necesitamos un mundo inclusivo, una visión inclusiva. No todos los individuos, no todas las realidades, son iguales, tienen el mismo fundamento y base, disfrutan o sufren las mismas limitaciones y circunstancias. Y ese es el primer nivel a tener en cuenta, que se construirá.

Construye, construye tu realidad.