El sábado 11 de marzo, atracamos en el puerto de Laem Chabang, donde nos encontramos con nuestro conductor y nuestro guía, que nos llevó (a mi esposa, a mí, y a otras dos parejas) a Bangkok en una furgoneta de lujo muy “maqueada”, con tantos botones, palancas, luces e interruptores que era divertido imaginar para qué serviría cada uno de ellos: ¿pantalla de humo? ¿proyectiles? ¿bola de disco? ¿alas retráctiles? ;-P

Hay muchos elementos visuales que vienen a la mente cuando se piensa en Bangkok: Tuk Tuks, taxis de color chicle de fresa, calles llenas de gente, camiones con todo tipo de luces de colores decorando por dentro y por fuera … y las vimos todas, por todas partes.

Nuestra primera parada del día fue en el Buda de Oro (sí, dicen que es todo oro … o casi) Pagoda y Templo. Una curiosidad interesante era que entre los varios vendedores de la calle junto al templo había uno con muchas jaulas de pájaro y un cartel que ponía “libertad (sic) los pájaros para su felicidad y su buena suerte – una jaula 100 Bhats”. Vi a un turista pagar y ser feliz porque ella “liberó al pájaro”, y no pude dejar de pensar que acaba de pagar a un “secuestrador de aves” que tenía a sus víctimas a plena vista. O que el pájaro estaba en el meollo también, y voló de vuelta a la jaula por la noche, sólo para repetir el mismo truco al día siguiente para el próximo turista. Cree lo que quieras.

Después del templo fuimos por Chinatown parando a comprar deliciosa banana frita en leche de coco, lugo nos dirigimos directamente al Gran Palacio.

El Gran Palacio es la residencia real y una importante atracción turística. Cuando la visites, asegúrate de usar protector solar y un sombrero, ya que no hay muchos lugares para esconderse del sol abrasador.

Aunque el muy querido rey tailandés murió hace unos meses (por lo que se aplicó un código de vestimenta más estricto en la puerta, de la que nos informaron en el barco antes de la llegada), había colas inacabables de gente vestida de luto haciendo cola durante horas para dar su último adiós a su venerado rey. El período de duelo durará hasta octubre, cuando el próximo rey será coronado. Pero lamentablemente el príncipe tailandés no es tan venerado, respetado y admirado como su padre, ni de cerca. Está visto como un “playboy” que vive en Europa y no se preocupa por Tailandia. Lo cual, sumado a la creciente ingerencia de China, significa que el próximo año habrá mucha inestabilidad en la región.

Entre los muchos edificios (la forma peculiar tradicional de los techos, llamada “chofa”, se debe a la simbología animal en el budismo tailandés: en los bordes de los tejados se puede ver el pájaro y la serpiente), templos y esculturas, el más visitado es Wat (templo) Phra Kaew con su Buda Esmeralda (aunque en realidad está hecho de jade, no de esmeralda), tan venerado que el rey de Tailandia solía cambiar personalmente las túnicas del Buda tres veces al año.

Almorzamos en un restaurante cercano que parecía una “trampa para turistas” pero acabamos comiendo deliciosa comida típica tailandesa (un montón de mariscos, coco, arroz, etc.). Y se agradecía sentarse con un poco de aire acondicionado para escapar del calor y la humedad durante un rato.

Justo después de la comida dimos un paseo en barco por los canales de Bangkok (klongs) del río Chao Phraya. Por supuesto, cada ciudad con canales se describe a sí misma como “la Venecia de”. Así que Bangkok es “la Venecia de Asia”. Fue un paseo muy colorido. Vimos de cerca muchas casas desde los canales, desde villas de lujo a desgastadas chozas (con antena de televisión por satélite, eso sí). También vimos un lagarto de agua, dimos de comer a los peces gato, y fuimos abordados por varias barcazas-mercado.

El día fue divertido y saqué muchas fotos de lugares típicos. Pero la única imagen que capta el “interior” de la Tailandia actual es la del monje de alto rango, a la entrada del Club de Oficiales Navales, bendiciendo y charlando con altos oficiales de la Marina, junto a una camioneta de los SWAT, mientras un Bentley recoge a una anciana.