El miércoles 8 de marzo, después de desayunar a bordo, nos aventuramos por Singapur una última tarde. Teníamos dos cosas en nuestra lista:

Los Jardines Botánicos de Singapur (SGB)

Fundados en 1859, SGB es un Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y los principales jardines botánicos del mundo (con más de 4 millones de visitantes cada año). Sólo tuvimos tiempo para visitar el Jardín Nacional de Orquídeas (con 1000 especies y 2000 híbridos, la mayor exhibición de orquídeas del mundo), que es la única parte del SBG que cobra una pequeña entrada, pero los Jardines Botánicos tienen muchas áreas interesantes para disfrutar, como la selva tropical, los lagos ecológicos, hierbas y especias, buganvillas…

Los SBG fueron responsables de la introducción de Hevea brasiliensis (Caucho Pará) en el Este, transformando así la economía de la región, e incluso influyendo en eventos históricos como la Segunda Guerra Mundial. También introdujeron en los años 20 nuevas técnicas para criar las orquídeas, lo que condujo a una nueva industria.

Después de SBG fuimos a una “inspección” del hotel Shangri-La.

Después de ese copioso almuerzo, junto al super amigable responsable de ventas del hotel, abordamos el Crystal Symphony en la terminal de cruceros de Harbour Front, dejando en Singapur muchas cosas por ver y hacer, como la Isla Sentosa, la Bienal en el Museo de Arte de Singapur, Clarke Quay …

Pero la diversión solo estaba que empezando. Esa noche cenamos en el restaurante Silk Road (anteriormente conocido como Nobu en el Mar), cuyo chef ejecutivo no es otro que el famoso chef japonés Nobuyuki “Nobu” Matsuhisa, donde el chef de sushi Toshiaki-san nos deleitó con una impecable cena japonesa de 7 platos.

De nuevo en el camarote vimos “Tinker Tailor Soldier Spy”, que tomamos prestado de la colección de DVD de la Biblioteca (que también tenía más de 2000 libros).