Lunes y martes fuimos a Málaga (España) con mi esposa, para reunirme con unos clientes.

El lunes, en cuanto aterrizamos, nos dirigimos a dejar nuestro equipaje en el hotel, para ir a reunirme con mis clientes.

Esta vez nos quedamos en el Gran Hotel Miramar, el antiguo palacio de justicia, en la playa de la Malagueta. Recién renovado, es muy amplio, moderno, y ha conseguido un equilibrio perfecto de estilo que mezcla la decoración clásica mozárabe, con el diseño cotemporáneo.

Mientras yo iba a trabajar, mi mujer fue al Museo Picasso, ya que yo lo he visitado en multitud de ocasiones as. La reunión con los clientes fue bien y no me llevó todo el día, con lo que me reuní con mi mujer en el Centre Pompidou (el único centro satélite fuera de París). Inaugurado hace 3 años, es increíble que me haya costado tanto visitarlo. Aunque, para ser sincero, esperaba más. Más obras, una selección más interesante, y una organización mejor. Pero de todos modos mereció la pena visitarlo. Incluso compramos unos libros en la tienda.

Caminando de vuelta al hotel, decidimos mojarnos los pies en el agua de la playa de la Malagueta. Nunca me ha encantado esa playa, con su arena gruesa y oscura, y caparazones de molusco medio rotos por todas partes. El agua estaba bastante fría. Pero era un estupendo alivio al calor del día, con lo que no nos importó.

Para cenar, como estábamos muy cansados, tras investigar online y pedirle recomendación al conserje del hotel, fuimos a Aire GastroBar, justo al lado del hotel. ¡Estupendo lugar! Decidimos probar muchas de sus imaginativas tapas, en vez de un par de platos principales. Definitivamente un acierto. Tod estaba delicioso y sorprendente.

Al día siguiente teníamos varias horas antes de ir a la estación, así que después de dormir mucho (por fin, que ya tocaba) llegamos al buffet de desayuno justo antes de que cerraran, y luego nos fuimos a la ciudad con un objetivo: visitar el CA - Centro de Arte Contemporáneo de Malaga y el Museo Carmen Thyssen. Como siempre, el CAC no decepcionó. Tienen el mejor equipo de curadores que conozco, y siempre exponen obras muy interesantes.

El Museo Carmen Thyssen es simplemente una muestra, muy bonita y profesional, de parte de la increíble colección de arte Thyssen. Su museo en Madrid es mucho más interesante y variado, pero esta visita nos ha servido como una especie de historia del arte pictorico español para mi mujer.

Antes de ir a la estación para coger el tren de alta velocidad a Valencia, paramos en mi tienda de té favorita: La Tetería, donde pedimos delicias para llevar, como el lassi de agua de rosas y cardamomo, el batido de fruta-kale-jengibre, un par de bocadillos (uno de ellos con setas porcini y queso fundido brie), y una impresionate tarta de zanahoria.