No sé si será por vivir en Londres, por viajar mucho o por qué, pero con los años me gusta más mi ciudad natal.

Por supuesto lo primero y fundamental es la familia. El vivir en otro país y viajar tanto hace que hasta un “desconectado” como yo eche de menos la familia. Particularmente a mi peque.

Pero mil otros detalles, como el acceso a frutas, verduras, pescados y mariscos frescos y a buen precio (algo en lo que nunca me había fijado, pero que tanto vivir en Londres como los comentarios de mi mujer me han hecho apreciar más), excelentes restaurantes y cocina mediterránea, un clima maravilloso, la playa a dos pasos, la vista del Mediterráneo desde todas las habitaciones de la casa, disfrutar de la piscina hasta pasadas las ocho de la tarde, luz diurna que no parece terminar, la afabilidad de la gente… sin duda que hay carencias e incomodidades (ruído, oferta cultural, dinamismo empresarial, etc), pero lo anteriormente mencionado y más cosas, hace que uno se dé cuenta de que vivir en Valencia es un auténtico privilegio.

Para rematar el verano, y antes de irnos a la fría Canadá, disfrutamos de un crucero por el Mediterráneo (eso en otro post).

Aquí van algunas fotos (aunque la mayoría son privadas, con lo que no se mostrarán):