Este va a ser el último artículo, durante un tiempo, de la serie “Los peligros ocultos de la red”, ya que tanto pesimismo sostenido no puede ser bueno, y me gustaría hablaros el mes que viene de cosas maravillosas que tiene la tecnología. Pero este mes todavía he de horrorizaros un poco más.
El voto electrónico parece la evolución natural de los sistemas de democracia representativo por sufragio en la era de internet.
Si el mes anterior hablábamos del spyware distribuído o esponsorizado por gobiernos, en esta ocasión vamos a hablar del que distribuyen las empresas por iniciativa propia. Los ejemplos, por desgracia, son más abundantes de lo que a priori se podría pensar veamos un par (hay docenas).
Microsoft fue la primera (que yo sepa), cómo no, en cometer este abuso, y que quedase suficientemente documentado. En verano de 2002, tal y como se denunció en la web BSDVault.
El spyware (programas que recopilan y transmiten información de nuestro ordenador sin nuestro conocimiento o permiso) no son lo que llamo “peligros ocultos de la red”, porque se le da bastante publicidad al tema y nadie, menos los propios productores y distribuidores de spyware, tiene interés en silenciar el tema.
Sin embargo, tanto los fabricantes de software “normal” como los gobiernos (principalmente el norteamericano) y distintas fuerzas y cuerpos de seguridad se han tomado muchas molestias para que no se sepa, o por lo menos se hable lo mínimo posible, del comportamiento de características spyware de aplicaciones y herramientas tan “poco sospechosas” como las impresoras laser a color, o el programa Adobe Photoshop.
Hace unos días tuve que crearme una nueva cuenta de correo electrónico en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Harvard. No lo hice el semestre pasado porque no lo necesitaba, y como todos los que empleamos habitualmente internet, ya tengo demasiadas cuentas de correo. Pero esta era requisito indispensable para un trámite burocrático de clase, así que la activé.
Lo curioso e indignante del asunto, y lo que nos lleva como ejemplo ilustrativo al “peligro oculto de la red” de este mes, es que para activarla tuve que pasar un test online de 10 preguntas muy peculiar.
El mes pasado hablábamos del JFCCNW (cuya misión teórica es la defensa de las redes del Departamento de Defensa de los EEUU). Pero más preocupante que una división militar integrada por crackers de todo el mundo, es el Future Combat System (FCS), que es la mayor inversión que ha hecho el gobierno norteamericano desde enviar al hombre a la luna (por supuesto no se trata de una iniciativa de Sanidad, o Educación).
Durante el juicio a Oliver North se hizo público un documento de 42 páginas en el que se detallaba una extensa red de mercenarios. Encabezaba la lista los EEUU como el estado que más contrataba los servicios de mercenarios para llevar a cabo operaciones de terrorismo de estado (a través de los Servicios de Inteligencia de otros países como el Mossad o el MI6, mercenarios a sueldo como MPRI, o adiestrándolos en “academias militares” como la SOA/WHINSEC).
Este es el quinto de los artículos en los que trataré de enumerar “los peligros ocultos de la Red”. Los llamo “ocultos” porque reciben poca atención de los medios de comunicación y las autoridades, comparados con otros “peligros” (como puedan ser los virus, el spam, las estafas, etc), pero no por ello son menos dañinos.
Mucho se habla de privacidad, cifrado, claves, etc. Pero también son muchas las personas que no entienden por qué este es un tema muy importante hasta para el usuario medio.