Por extraño que parezca, y aunque el tí­tulo haya hecho a alguien pensar lo contrario, no voy a hablar de la SGAE. Todos conocemos el argumento, tí­pico de las pelí­culas sobre mafiosos de barrio: _– Tendrá usted que pagarnos por nuestra protección – -¡Pero si yo no necesito protección, vivo muy tranquilo aquí­ y el negocio me va bien! – Por eso nos tendrá que pagar, para protegerle – -¿Protegerme de qué?

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La Comisión Europea quiere saber la opinión de los ciudadanos sobre el RFID (chips de identificación por radio-frecuencia). Está muy bien (con reservas) para etiquetas en botes de chapiñones, pero -¡no dejemos que algún dí­a nos lo hagan implantar en el culo! Diles lo que piensas aquí­ (y si crees que los implantes RFID “molan”, tengo una excelente conferencia grabada en DVD de la HOPE6 donde se demuestra cómo clonar un RFID subcutáneo … y si aun así­ no te da miedo, cuando tengas el implante ven a verme y me haré una “copia de seguridad” de tu RFID, por si alguna vez me conviene ser tú).

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[Update: here is the video] First of all, thank you very much for coming to my our speech, or for coming to this blog to see what it was about. Here you have the PDF file of the speech (and here is the site where you can buy the DVD of any speech given during HOPE6). Keep in mind that given the time limit, I had to leave out many interesting things and sources.

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DjAcer nos avisaba de la noticia, que proporciona la Asociación de Internautas: la cafeterí­a Musgo evita el pago de canon a la SGAE. Pero la clave no es esa (por mucho que nos alegremos de encuentren resistencia cada vez mayor a sus monopolí­sticas y oscuras pretensiones recaudatorias). La clave es: _el juzgado de lo mercantil número 2 de Pontevedra eximió al establecimiento de la cotización de los derechos de autor reclamados.

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Leo en en blog de Lou Cipher (esta es la fuente original): _Habí­an denunciado a su hija, Amanda Foster, por uso ilegal de las redes P2P, y a la madre, Debbie Foster, como responsable de su hija y de sus actividades. La RIAA, pensando siempre en el bienestar de esta buena señora, le ofreció la posibilidad de olvidarse del asunto por una cantidad simbólica, 5.000 dolares de nada. La señora Foster, con buen criterio, decidió rehusar tan generosa oferta y seguir por la ví­a judicial.

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Foto de autor

Jorge Cortell

Viviendo

Senior Advisor en los laboratorios de innovación de Harvard University - Advisor en NLC

Cambridge, MA (EE. UU.)