El otro día me descargué el documental de divulgación filosófica contemporánea Examined Life
Trailer oficial en YouTube
Distribuída por Zeitgeit Films
Ficha técnica en IMDB
Artículo en Wikipedia
Pero así como para el trailer, todos pensamos en YouTube, para la ficha en IMDB (o FilmAffinity), para info en Wikipedia, y tienen un distribuidor oficial para la comercialización… para la descarga (por ejemplo la interesante videoteca de humanidades doclecticos) y los subtítulos (por ejemplo solosubtitulos) es una auténtica jungla.
Soy un lugar
El viernes día 8, en el marco de un curso sobre _Planificación y Desarrollo de Exposiciones _en Madrid, participé en un breve debate sobre “el mundo del arte” del que no me he repuesto.
Javier Rubio (crítico de arte del suplemento ABC Cultural) expuso y defendió la Teoría Institucional del Arte, revisada en El Círculo del Arte, de George Dickie (este artículo de The Economist resume muy bien ese “circuito”). Y no es una cuestión ideológica, pues lo mismo expuso Martí Perán en El País hace varios años.
No es sólo que no son lo mismo, sino que en su diferencia radica la clave de la libertad. Si es que existe.
Dudo que una sola cabeza pueda alcanzar el conocimiento y la comprensión a que deberíamos aspirar (principalmente por el ego, pero existen otros muchos motivos).
¿Pero qué ocurriría si abordamos el análisis filosófico de modo distribuído? A. J. Ayer proponía (en El Sentido de la Vida y Otros Ensayos) asignar las tareas de este modo:
Axiomatización (descripción estructural) de las teorías científicas: los principales expertos en las correspondientes ciencias, que demuestren suficiente capacidad lógica, podrían abordar esta tarea, como hizo parcialmente el Prof.
A raiz de la dialéctica sobre la idoneidad de que el artista se exprese (también) mediante la palabra para explicar, arropar, ampliar, o justificar su obra, leo (perdón por mi traducción) un interesantísimo párrafo de Charles Baudelaire en “Fragments sur le Beau, la Poésie et la Morale” Variétés Critiques II (Paris: Crès, 1924) pp. 189-190:
… es el momento adecuado para refutar un error muy común, cuya principal raíz es quizá el más miserable de los sentimientos humanos: la envidia.