Si nos siguen empujando, si siguen abusando de nuestros derechos, si siguen tratándonos como a delincuentes, al final conseguirán que nos sublevemos y desobedezcamos. -¿Cómo? Se me ocurren mil formas para expresar la desesperación, desde las más radicales y violentas, hasta las más sutiles y maquiavélicas. Estas son algunas de las más originales:
– Intercambiar identidades
– Hacer grupos de trabajo ciudadanos que investiguen a los políticos, medios y grupos de presión
Me quito el sombrero.
Un pedazo de escritor, como Vázquez Figueroa, ha decidido poner sus obras gratuítamente en la red a partir de ahora (gracias por el aviso, Iván). Y lo mejor es que explica por qué. Cito parte de su razonamiento (merece la pena leerlo entero, de verdad):
_A partir de ahora mis novelas se editarán simultáneamente en edición “caraâ€, de las llamadas “de tapa duraâ€, en edición de bolsillo a mitad de precio, podrán descargarse gratuitamente en “Internet†y todos los periódicos o revistas que lo deseen están autorizados a publicarlas al estilo de las antiguas novelas por entregas con la diferencia que en este caso no tendrán obligación de pagarme nada en concepto de derechos de autor.
No me jodas.
-¿Por esto han secuestrado la edición de una de las pocas publicaciones humorística/satíricas de nuestro país? (Más info en altoalacensura gracias funyfactory).
A ver. Para empezar. Si la pareja de la portada se parece o no a un príncipe y una princesa de cuyo nombre no quiero acordarme eso es debatible. Si el juez del Olmo ha secuestrado la edición por injurias a la corona se supone que él sí que les ve parecido -¿les habrá visto follar o es que sabe que por lo general a los monarcas les gusta dar por detrás?
Mucho énfasis ponen editoriales, discográficas, productoras de cine, ministerios, y sobretodo suciedades de gestión en la comercialización de los “productos culturales”. Pero -¿alguien se preocupa de que se “consuman” de modo correcto?
Tanto en alimentación como en farmacopea, el estado regula muy claramente el consumo de determinados productos. Es obvio que al “consumirlos” y al afectar directamente a nuestra salud, así debe ser.
Los “productos culturales” también los “consumimos”. También afectan a nuestra salud y estado de ánimo (algunos nos hacen vomitar, otros son capaces de ayudarnos a superar tremendas enfermedades o estados de ánimo adversos).
Mucho se ha escrito sobre los avatares y la identidad en el mundo digital.
Como todo, al principio son teorías abstractas, luego conceptos avanzados, luego conceptos de digerati, y al final preocupan a todo el mundo cuando ya puede ser tarde.
Avatares (y generadores de avatares) hay a patadas. Algunos de los ejemplos de avatares que otros han hecho para mí (curioso cómo reflejan las características básicas de la percepción de uno que tienen los demás):
En un ejemplo más de tomadura de pelo política, la Generalitat de Catalunya ha decretado que reducirá el límite de velocidad en las carreteras que rodean Barcelona para reducir la contaminación.
La tomadura de pelo no es simplemente la falta de objetividad y el desprecio por la ciencia y los datos (que demuestran que conducir más despacio no necesariamente contamina menos, como demuestra este estudio), sino el tasar a los ciudadanos, trasladar a los usuarios las responsabilidades del Gobierno y de las empresas fabricantes de los productos contaminantes, y además con excusas demagógicas.
Un par de curiosos ejemplos de cómo, si no se ponen las cosas en contexto y se racionalizan, los datos estadísticos fríos nos pueden llevar a asumir conclusiones erróneas (o a los legisladores a tomar decisiones inconexas con la realidad, pero convenientemente respaldadas por la implacable dureza de los datos):
– 7 de los 8 detenidos por terrorismo la semana pasada en Inglaterra son médicos o trabajaban en hospitales.
– 22% de las mujeres españolas que trabajan fuera de casa tienen su propia empresa (siendo el promedio europeo el 8%).