De nuevo el alumno aventajando al maestro, David Gil nos da una lección sobre la fina, sutil, importante y peligrosa línea que separa gratis de libre, con el ejemplo de las enciclopedias online, y hablando de las diferentes licencias bajo las que se publican.
MUY recomendable.
Por cierto: para los que creen que Wikipedia es “lo mejor”, que lean este artículo de La Tercera Ola, que explica muy bien porqué Wikipedia es una herramienta creada con mentalidad del viejo mundo.
Desde la terraza se veía el campo de fútbol. Unos niños corrían detrás del balón (que es a lo que se reduce toda la “ciencia del fútbol”).
Uno, más pequeño que los demás, no tocó bola en todo el partido. Otro, que empalmó una bolea de casualidad, mostraba su sorpresa y su orgullo con un espontáneo gesto de alegría.
Eso es fútbol, eso es deporte. Que nadie lo olvide, y que nadie se equivoque.
Leo en Blue Print (publicación de la Universidad de Oxford) que las migraciones en masa están siendo explicadas por modelos matemáticos, como en el caso de la investigacion del Dr. David Sumpter, del Departamento de Zoología, sobre las plagas de langostas.
En dicha investigación se ha llegado a la conclusion de que si hay entre 25 y 74 por metro cuadrado, sus movimientos en grupo sufren cambios repentinos de dirección. PERO cuando hay más de 74 por metro cuadrado, migran con rumbos fijos.
Esta tarde, en RNE5, he escuchado un interesante reportaje que hablaba de las 3 cosas mencionadas en el título.
Resulta que hoy se cumplen 82 años de la invención de la famosa (sobretodo en el mundo anglosajón) y muy manida aunque algo insulsa “Ensalada César”.
Tras mucho especular sobre el origen de la famosa ensalada (que si el Waldorf Astoria en NY, que si el nombre le viene de Julio César, etc, etc), en 1953 la Sociedad Gastronómica de París realizó una investigación y emitió un informe vinculante y unánime al respecto:
Sí, soy de Valencia. Sí vivo en Valencia. Sí, estaba ayer en Valencia. Sí, tengo un amigo que ha perdido familiares en el accidente del Metro de Valencia…
-¿Y qué? -¿Acaso tengo por ello algo que decir, que no se haya dicho ya? -¿Merece la pena ser una voz más que exprese su solidaridad con el dolor ajeno?
Ya están los medios llenos de fotos, datos, y testimonios de la desgracia.
Desde que existe la “democracia” (mucho antes de Atenas) han existido los grupos de presión y los tecnócratas.
En la época de los monopolios norteamericanos (como ferrocarriles y otras industrias pesadas) su peso en el gobierno era muy grande. Y el propio Eisenhower avisó contra la influencia del complejo indutrial-militar.
Pero el espectáculo al que estamos asistiendo, sobretodo en España, empieza a ser dantesco y altamente preocupante.
Los lectores habituales de este humilde (;-) y lo digo con cachondeo) blog ya habrán visto pruebas suficientes de que las Suciedades de Gestión colectiva se pasean por el Ministerio de Cultura, cenan a menudo con ministros y otros altos cargos, redactan las leyes, dan cursos a policías, jueces y abogados, y si algún Ministerio de Industria u otros pendejos electrónicos hacen sonar la voz de alarma, van con un autobús lleno de famosos a llorarle al Presidente, se inventan una consultora que se inventa estadísticas para dar legitimidad a sus falacias, o se ponen una camiseta con eslogan en una entrega de premios televisada, y el político de turno se caga en los pantalones.
Lo “malo” de ir a Nueva York es que me paso todo un día en mi tienda de libros favorita, me dejo el sueldo en libros, y luego he de pagar sobrepeso en el aeropuerto.
Lo “bueno” es luego leer lo que se ha comprado. En el avión de vuelta a España, a parte de varias historias cortas de Chejov, he leído el número IX de Nozone, una mezcla de libro/revista/fancine.