El imperio se sostiene sobre dinero y armas. Las armas se compran, con lo que queda el dinero.
El dinero el imperio lo apropia (impuestos), lo impone (intereses), o lo roba (expropiaciones), pero en cualquier caso depende de su instrumento: la moneda (en forma física o digital) emitida por una “autoridad” (aunque esta dependa de otra entidad, sea o no supranacional, no gubernamental, privada, como la Fed, FMI, BM, etc).
Desde “pintar” una versión pixelada de la Mona Lisa con una máquina que dispara simultáneamente varios cañones de paintball a la vez, hasta la txtBomber (“impresora” matricial de mano con placa Arduino que funciona con rotuladores) de Felix Vorreiter, hay muchísimos proyecto para la confluencia del graffiti y la tecnología. Pero uno en particular me parece interesantísimo y con mucho mucho potencial: el GML (Graffiti Markup Language). Si añadimos GraffitiAnalysis tenemos… ¡puro street techno lust!
Como se ve en esta infografía (principales juicios relacionados con patentes en el mundo de las telecomunicaciones), las patentes sólo sirven para generar confusión, desgaste, y barreras de entrada (o eliminación del que tiene menos recursos que aplicar a bogados y todo el proceso) en una guerra que se libra en los tribunales.
Uno de los ejemplos que los recelosos del copyright y las patentes emplean una y otra vez en el debate sobre la libertad de la cultura y la información es el coste de producción, que “debe ser protegido”. Sin entrar en el absurdo mafioso de la “protección” y sus alternativas, hay mucho que hablar sobre el coste, o más bien sobrecoste, que se alcanza en modelos de producción “protegidos” o restringidos (creando escasez artificial).
Hace años que en alguna conferencia hablaba de cómo grandes fabricantes norteamericanos de tecnología (Microsoft, Xerox, HP, etc) introducían elementos en sus programas y equipos electrónicos que permitían, sin que lo supiera el usuario/propietario, que el gobierno americano accediese o recibiese determinada información (desde micropuntos delatadores en impresiones láser, hasta modificaciones al escanear ciertos patrones, pasando por envíos de información involuntarios, etc).
De todo esto había información más que de sobra en la red.
Es muy curioso: EEUU (con el beneplácito de ONU, OTAN y UE) prohíbe la venta de determinadas tecnologías, como el cifrado fuerte (útil para defender la privacidad de los ciudadanos), láseres (con muchísimas utilidades), o centrales nucleares (para producir energía, aunque esté personalmente en contra), etc, con la excusa de que se podrían usar para fine bélicos.
¿Por qué, entonces, sí permite la venta de tecnologías que sólo sirven para censurar?
Carlos (gracias co) me envía estos interesantes enlaces sobre DUST via ElLadoDelMal:
1, 2, y 3.