Quiero un mundo donde el código esté programado en verso. Donde la poesía sea binaria. Donde la información huela bien.
El otro me agrede. Por eso no he entendido nada hasta que he entendido el amor. Porque 1+1=1
Hay multitud de proyectos que ponen al alcance de cualquiera una inacabable fuente de cultura y conocimiento, como el OCW del MIT.
En Oxford hay unos cuantos, menos conocidos, pero muy interesantes:
www.diamm.ac.uk ruskin.ashmus.ox.ac.uk/advancedMSI clarosnet.org www.e-enlightenment.com www.oucs.ox.ac.uk/ww1lit openspires.oucs.ox.ac.uk
Está demostrado que nos afectaba. Menos mal que terminó.
Todo ciclo tiene un final, y este es el inicio del siguiente. Como Carlos Sánchez Almeida, “cambio de trinchera”. Notarán mi acción desde otro lado, o no, pero no será mi nombre el que la firme. Lejos de la cobardía del anonimato del que teme, será la decisión del que actúa por la acción, y no en nombre de nadie, ni de él mismo.
Ha sido un honor disponer de su atención durante este tiempo.
Ayer fui al cine. Y por desgracia, lo que más me impactó fue este cartel.
Hace ya tiempo que no sigo la batalla “Propiedad Intelectual”, pues cansa luchar contra los molinos de viento, y otros lo hacen mucho mejor que yo. Ya dije que la “Propiedad Intelectual” no existe, que regularla es dañino para todos menos los intermediarios parasitarios (a parte de ser un ejemplo de ilusión colectiva), y que su abolición no sólo es posible, sino que sería muy aconsejable.
Desde hace unos días tengo otro blog. Anónimo. No os diré ni la temática para que no lo busquéis.
Hoy me ha entrado la curiosa sensación de serle infiel a mi blog. ¿Por qué posteo esto allí, cuando lo podría hacer aquí? ¿Es buena esta posible duplicidad? ¿Lleva a algo la compartimentalización?
La pluralidad se supone que es buena. Además, quien lea aquello puede que no esté interesado en leer esto, y viceversa.