El gesto es nimio en sí, pero su significado tiene un alcance, como metáfora, muy profundo. El otro día me apunté a una nueva piscina pública. Conocía las normas (ducha, zapatillas, gorro, etc). Pero, como siempre, reflexioné sobre ellas, y siendo que desde hace tiempo llevo una cabeza completamente afeitada, le consulté a la socorrista si esto me eximía del preceptivo gorro de baño. Me dijo que suponía que sí, así que me puse a nadar “a pelo”.

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Jorge Cortell

Viviendo

Senior Advisor en los laboratorios de innovación de Harvard University - Advisor en NLC

Cambridge, MA (EE. UU.)