Quizá todos los que me decían “intentas hacer demasiado a la vez” tenían razón (gracias Ana, Remei, Juan…). Quizá el traslado a NY y aportar mi parte para que mi empresa crezca, sin mencionar la “vida personal”, ya consume bastante tiempo. O quizá haya otras razones… pero lo cierto es que dejo el divertido en interesante curso de Inteligencia Artificial de la Universidad de Stanford al que me había apuntado.
Gobiernos que mienten en estadísticas, que cambian de posición política de un modo descarado, que se embolsan millonarios sueldos y despidos en épocas de crisis, que roban a los ciudadanos con cualquier excusa, que les da igual gastarse 275€ que 457.000€ en un logotipo, que permiten que un sistema financiero fuera de control (y forzar a bajar intereses para financiar una invasión que respondía a intereses personales y económicos en medio de un momento económico que requería la subida de los tipos) nos ponga al borde del abismo y además se lanzan a “rescatarlos” con el dinero de todos, con un coste mayor que el de acabar con la pobreza en el mundo, y sin evitar que se vuelva a producir lo mismo en el sistema financiero o en el precio de los alimentos … todo esto y más, con total impunidad.
Muy pronto (si no es que lo están haciendo ya) las grandes empresas filtrarán grandes cantidades de datos públicos (esa es la guasa: que se lo ponemos en bandeja) de las conversaciones y actividades en redes sociales de sus clientes, para determinar precios. Por ejemplo, si hablas mucho en twitter y facebook de velocidad, motores potentes, saltarse leyes, adrenalina, etc, te subirán lo que pagas por el seguro.
Lógicamente eso llevará a que las mismas normas de discreción, moderación, hipocresía, disimulo, etc que empleamos en nuestras interacciones físicas, las traslademos, por fin, a la promiscuidad informativa sin límite parente que son hoy las redes sociales.
Cuando uno se fija en los homínidos, no puede dejar de preguntarse ¿no hubiese sido mejor (para el planeta, para la evolución natural) que hubiese triunfado el Neandertal? Incluso los chimpancés me parecen más cercanos a la idea de “humano” a veces que ese virus en el que nos hemos convertido.