En el episodio 9 de la temporada 7 de House “Larger than life”, el Dr. House postula que el heroísmo es un síntoma. Y tiene razón: se puede ser romántico e idealista, morir por valores, ideas, o conceptos, por defender aquello en lo que uno cree. Pero morir por otra persona, desconocida, no tiene sentido, pues el valor de su vida es aproximadamente igual al valor de la vida de uno mismo.

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Su éxito muestra que la humanidad termina por asquearse de la especie humana. No estamos ya en el “malestar en la cultura” denunciado por Freud, sino en la evidencia de un impasse creciente. El “sálvese quien pueda” es general. A la hora en la que la globalización del capitalismo exacerba el individualismo, la competencia, el cada uno por las suyas, se adorna la naturaleza, la animalidad con una dulzura imaginaria.

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Impresionable que es uno (aunque siempre quise creer que simplemente tenía gran capacidad para aprender y asimilar), al pasar buena parte del periodo formativo crítico, tanto a nivel intelectual como emocional, en los EEUU, era inevitable que me contagiase de su modo de ver la vida. Por eso fui siempre tan crítico con ellos: para equilibrar una tendencia que naturalmente entendía se podía haber inscrito en mi. De lo que no me daba cuenta es que no se trata de una visión de la política, economía, relaciones internacionales, consumo, psicología, o nada por el estilo.

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Siempre he defendido la obra derivada como una de las formas más potentes de creación de nuevas obras culturales (y eso por ello, entre otras muchas razones, que el copyright nos es más que un estorbo para la creación). Pero de la Cultura (mayúscula) a la Basura (idem) reciclada hay un paso, y el caer en fórmulas del tipo “firmo un acuerdo de licencia, pongo la cara de un par de actores de moda, saco un iPhone por aquí y un Prius por allá, y ya puedo hacer una nueva versión de El Séptimo Sello” es demasiado catastrófico, tentador y ocurre con demasiada frecuencia:

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Ana me envía un interesante artículo donde explica que según un estudio de investigadores de tres universidades americanas, “el dolor físico y el sentimiento de rechazo están relacionados”. En esa misma página podemos ver un enlace a otro artículo titulado “El amor produce el mismo efecto analgésico que los calmantes”. Pues bien, leo en Science Translational Medicine que un estudio sobre el efecto placebo y su contrario (el efecto nocebo) ha demostrado que si el paciente tiene buenas expectativas de curación, se doblarán los efectos positivos de un potente opiáceo, pero si las expectativas no son buenas, se reducirán a la mitad.

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Foto de autor

Jorge Cortell

Viviendo

Senior Advisor en los laboratorios de innovación de Harvard University - Advisor en NLC

Cambridge, MA (EE. UU.)