Según un estudio de la universidad japonesa de Tohoku, ir en moto te hace más joven (edad mental), listo (agilidad mental) y feliz, así que me he comprado una pequeña moto de principiante “convalidado” para comprobarlo:
(Nota: la moto de la foto es de otro, la mía es como esa pero tardaré unos días en tenerla).
Ahora, a comprobar los efectos 😉
Anoche estuve viendo con mi chica Storytelling (2001) de Todd Solondz. Tras la misma, como suele ser habitual, se inició el debate/tertulia. Pero lo que podría haber sido un consenso más, como nos ocurre en tantas ocasiones, se convirtió en un enfrentamiento de posturas. Y no por el film en sí, bastante fácil de analizar. Sino por un término: “crítica”.
Mi chica defendía que la película era una crítica, más incisiva que American Beauty, de la sociedad norteamericana y sus valores.
El economista del MIT Dan Ariely ha publicado un interesante libro titulado “Predictably Irrational: The Hidden Forces That Shape Our Decisions” (Ed. Harper Collins) en el que de forma amena y bien ilustrada, demuestra (como si no lo supiéramos) cómo somos de impulsivos, irracionales, y de miras cortas a la hora de tomar decisiones.
No obstante, los ejemplos nos rodean a diario, y no hace falta un trabajo de erudita investigación para darse cuenta de cómo la costumbre, comodidad, ignorancia, y otras fuerzas oscuras se confabulan para actuar en nuestra contra desde dentro de nosotros mismos.
Según un estudio del sociólogo David Stuckler publicado en el Lancet, en el que se analizó la mortalidad de los hombres de la antigua URSS y 25 países del este de entre 15 y 59 años, y la duración y extensión de los programas de privatización que sufrieron dichos países al principio de los 1990, la mortalidad aumentó un 13% (un millón de vidas), tras ajustar multitud de factores externos.
Por espeluznante que parezca, otro de los grandes avances de los muchos que nos va a deparar para las neurociencias y la psicología las resonancias magnéticas funcionales (fMRI) es la posibilidad de “ver” al cerebro eligiendo entre varias opciones, en acción. O sea que se puede predecir lo que el sujeto va a escoger, o se puede averiguar si ha mentido.
Según un estudio, en los Ganglios Basales (caudete nucleus) la actividad se incrementa al considerar la opción elegida, y decrece una vez escogida.
Fui quien no era y casi termino no siendo. Ahora puedo ser quien nunca he sido.
En homenaje a Foucault (“No me preguntes quién soy ni pretendas que siga siendo el mismo”).
Tener recuerdos está bien, es necesario. La memoria es fundamental. Pero no tiene sentido aferrarnos al pasado, o peor aun, vivir en él. Con frecuencia atesoramos objetos que automáticamente nos permiten o facilitan revivir sensaciones y situaciones que no volverán. No deja de ser una forma de engañarnos a nosotros mismos. Y si no los guardamos para eso, ¿para qué entonces?
Yo mantenía en un cofre más de 500 cartas de amor (y desamor, celos, nostalgia…) que me han escrito desde mi adolescencia hasta hace poco, desde Inglaterra, Alemania, Canadá, EEUU, Las Islas Cayman, Colombia, y España.