El mundo que nos rodea está lleno de señales. No entraré en explayarme sobre los significantes, significados, y la importancia psicoanalítica de la palabra. Pero a veces no puedo evitarlo, cuando veo una señal que me pide una interpretación creativa:
Venga, no me digas que no ves cosas como:
Si aprietas este botón, tu boca se convertirá en un punto de acceso wifi
o
Un asteroide se dirge a tu nave SpaceInvaders, aprieta el botón para destruir el asteroide con un golpe sónico a-lo-Dune
Según la wikipedia (ver versión inglesa para mayor información, como por ejemplo el origen Freudiano de esta teoría):
La teoría del valle inquietante o inexplicable (en inglés, “Uncanny Valley”) es un principio de la robótica sobre las respuestas emocionales de los humanos hacia los robots y otras entidades no humanas. Fue descrito por el robotista japonés Masahiro Mori en 1970. Este principio dice que la respuesta emocional de un humano hacia un robot hecho en apariencia y comportamiento muy similar al humano, incrementará positivamente y de forma empática, hasta alcanzar un punto en el que la respuesta emocional se vuelve de repente fuertemente repulsiva.
se refieren (no “se dirigen”) a mí en tercera persona?
TOdos los conocemos, vamos, añade a la lista. Aquí van algunos para que os animéis:
Número de pestañas abiertas en el navegador Número de sistemas operativos virtualizados en una máquina Número de mails por leer por hora Número de RSSs por leer (o feeds) Número de sitios guardados en Delicious, Pulse, lo que sea Número de posts en borrador Número de beta invites por aceptar
Ego, dinero, poder, abuso, restricción… vergüenza debería dar a los que manchan las enseñanzas “sagradas”.
Fuente: NYT.
Alguien me dijo ayer:
No eres complejo, simplemente haces la vida complicada para los demás
[ironía on] Qué bonito, gracias [ironía off]
Tras llegar a JFK del modo más previsible (haya lluvia, nieve, tráfico, o lo que sea) que es la combinación de línea E + AirTrain, y embarcar en “última llamada” pese a haber llegado con tiempo de sobra (por culpa de las interminables colas de seguridad, y la anómala cantidad de pasajeros con muchos niños pequeños en carritos, con muchas maletas de mano, ancianos, etc) por fin llego a mi asiento en el vuelo Nueva York – Río de Janeiro, y veo que está ocupado por… unas llaves de Rolls Royce, con llavero de Rolls Royce.