Noble como un caballo
Alegre como un delfín
Autosuficiente como un gato
Fiel como un perro
Paciente como un guepardo
Decidido como un tiburón
Hábil como un cuervo
Disciplinado como una hormiga
Trabajador como un castor
Fiero como un tigre
Bravo como un toro
Libre como un águila
Tradicional como un elefante
Tranquilo como una tortuga
…
pero soy, somos, oficial y científicamente hablando, una unión holobióntica al 50% de virus y vertebrado, y no sólo en el sentido en que W.
… quien tú creías que era, me preguntarás “¿quién me pide perdón?” y lo peor es que, con toda sinceridad, no sabré qué responderte.
¿Sabes que ocurre cuando sueñas que caes? A veces despiertas. Otras, la caída te mata; y en ocasiones vuelas
Sandman
Soy un lugar
Demonio: Muy bien. Yo muevo primero… Soy un lobo solitario, merodeador, asesino.
Sueño: Soy un cazador, a caballo, caza lobos.
Demonio: Soy un tábano, enemigo de caballos y cazadores.
Sueño: Soy una araña de ocho patas, comemoscas.
Demonio: Soy una serpiente, devora arañas, venenosa.
Sueño: Soy un buey, pesado, aplasta serpientes.
Demonio: Soy un antrax, bacteria destruye vidas.
Sueño: Soy un mundo en el espacio, dador de vida.
Demonio: Soy una nova que explota… quemando mundos.
En EEUU, donde cada estado impone sus propios impuestos, éstos se han convertido en un modo de intentar regular costumbres, ideologías y valores. Ejemplos:
En Nueva York, desde el año pasado, si compras un bagel (pan redondo con agujero en el centro) y pides que te lo corten por la mitad (o lo rellenen, o unten, por ejemplo con queso), desde 2010 te cobran 8 centavos adicionales por el impuesto de “bagel preparado”.
Esta imagen no tendría por qué extrañar, ni acabar mal. Debería, podría, ser idílica. Si no hubiese nada más que la intención…
Pero, al igual que Frankenstein, aprendo que soy un monstruo al verme en el estanque reflejado. Entiendo el dolor que causo a la inocencia al oirle gritar. Y aprendo que la imprudencia temeraria, la negligencia miedosa, la ignorancia atrevida, el descuido por sobrecarga, la ceguera por reacción, la empatía insuficiente, la insensibilidad defensiva… causan daño, aunque no haya mala intención.