El aeropuerto Hartsfield de Atlanta ha tenido uno de esos inútiles escaners que muestran a la gente desnuda desde hace tiempo. Pero la última vez que estuve allí, estaban en pruebas, y la mayoría de pasajeros no pasaban por ellos. Hoy, por el contrario, cuando me ha acercado a la cola de seguridad, he visto que junto a cada detector de metales había uno de esos escáneres. “Vaya, esto está empeorando”, he pensado, mientras veía que casi todo el mundo pasaba por los escáneres.
El sábado por la mañana, mientras caminaba hacia el gimnasio en Park Avenue, vi una oleada de jóvenes (aunque comportándose como adolescentes o frat boys) vestidos de verde (algunos con una camiseta o suéter, otros con un disfraz completo de leprechaun) en una procesión hacia su borrachería irlandesa favorita para “celebrar” el Día de San Patricio del único modo que les parece apropiado, a parte de la procesión oficial de la 5ª Avenida: beber hasta que te desmayas.
El viernes por la mañana tenía una reunión, así que cogí la línea 1 del metro a la calle 168th. [mudslide:picasa,0,111219615350942087056,5718647890686730977]
Vale, la estación no es la más cool de NY, pero lo que me chocó fue que en el andén opuesto había un hombre en el suelo y la gente pasaba como si no hubiese nadie.
Así que crucé al otro lado, y le pregunté si necesitaba ayuda. No respondió.
Ayer tuve el enorme placer de ver Infinite Line de Sara Sze en la Asia Society.
Definitivamente un placer, una exposición que no hay que perderse, y fiel al objetivo de Sarah: obras que no pueden ser capturadas por una fotografía (por cierto, los procelosos del copyright de la Asia Society no te dejan sacar fotos de cualquier modo).
Una de las muchas piezas interesantes expuestas en The Ungovernables del New Museum es Venn Diagrams de Amalia Pica. El texto que acompaña (parte de) la obra dice:
Durante la dictadura en Argentina en los 1970s, las reuniones de ciudadanos eran controladas pues se consideraban una amenaza para el gobierno. A la vez, la teoría de grupos y los diagramas de venn fueron prohibidos de los programas escolares de primaria porque podrían convertirse en un modelo para el pensamiento subversivo.
Esta es la historia de un Visado L1. Intentaré resumirlo, pero hay detalles que necesitan ser explicados para ser creídos…
En agosto de 2011 pensé en abrir una subsidiaria en EEUU de mi empresa de software, así que decidí trasladarme a Nueva York para ponerla en marcha y dirigirla. Ya que necesitaba un visado (formulario I-129) para vivir y trabajar en los EEUU, contacté con un abogado de inmigración (formulario G-28 y miles de dólares) a través de un amigo, y comenzamos el proceso.