Un músico explica por qué no compra discos de Sony o EMI
Hay quien cree que por haber escrito este artículo y haber propuesto cosas como esta soy un fundamentalista radical que “no entiende” la “industria cultural”. Pues bien, Nacho, un MUSICO profesional que conocí en la Campus Party del 2005 y que planteó una interesante pregunta en una mesa redonda, me envía este artículo:
POR QUí‰ YA NO COMPRO DISCOS DE EMI
por Nachenko.
Seré directo: tengo el disco “Alice in Ultraland” de los Future Sound of London (sacado bajo el nombre de Amorphous Androgynous) original y
para escucharlo tengo que recurrir a una copia pirata bajada con eMule.
La culpa es de su compañía discográfica, EMI, que ha decidido que debe castigar a los clientes legítimos por lo mal que va el negocio.
En casa tengo un sólo reproductor de discos: mi ordenador. Así que cuando meto mi ejemplar legal, legítimo -y no especialmente barato- de “Alice in Ultraland” en mi ordenador, el disco, en vez de ponerse a sonar, que es lo que debería hacer como cualquier disco educado que sepa comportarse, me dice que para oírlo debo instalar nosequé reproductor que viene dentro del disco, y que, por supuesto, yo no necesito para nada aparte de para oír ese disco.
Así que para oír un disco que he pagado tengo que meter mierda en mi ordenador que sólo me sirve para escuchar un disco, y que además, nadie me garantiza que no espíe mi ordenador para saber qué escucho o dejo de escuchar.
Bueno, no pasa nada, intento abrir las pistas “a mano” con el antiguo reproductor de cds de antes del advenimiento del Media Player 7, a ver si así me deja acceder a las pistas de audio.
Nasti de plasti.
Bueno, ya de usar WinAMP ni hablamos.
Y gracias que no uso Linux, que si no, a saber qué pasaría. Porque lo que es reproductor para Linux, yo no vi por ningún lado. Para Mac sí, pero no para Linux. Esos pendejos electrónicos que usan sistemas que salen gratis…
Así que no puedo escuchar este disco en mi propia casa. Y tampoco lo puedo meter en mi reproductor de MP3, porque -¿cómo extraigo el contenido si ni siquiera puedo escucharlo? Mi fiel AudioGrabber no parece que pueda hacer nada al respecto.
Entonces, he comprado en el extranjero un disco que no puedo escuchar en el único cacharro que puede hacer de reproductor en toda la casa, y no pudo meterlo en mi reproductor portátil para escucharlo por la calle. Y por si acaso pueda querer darle otros usos, en la contraportada me avisan de que a lo mejor algunos lectores para coche y modelos de discman no van a ser capaces de leer el disco.
No parece que nos lo pongan muy fácil a los que sí compramos el disco.
Total, que para escuchar “Alice in Ultraland” me lo tuve que bajar. Resultó más fácil y más satisfactorio. Y teniendo en cuenta que tuve que pedirlo al extranjero, muchísimo más rápido.
POR QUí‰ TAMPOCO COMPRO DISCOS DE SONY
por Nachenko
Tampoco compro discos de Sony.
Esta vez no tiene nada que ver con protecciones anticopia. Esta vez tiene que ver con que Sony se rió de mí en mi cara. De hecho, se rió de todos los fieles fans que Orbital tiene en Europa. La jugada no le ha salido muy rentable: los dos siguientes discos de Orbital me los bajé mediante P2P. Así trata Sony a los fans más fieles de un grupo: tomándoles el pelo.
Orbital saca nuevo disco: The Altogether. Lo compro en cuanto sale. Compro lo que tienen en la tienda, claro.
Luego, buscando en Amazon material raro de Orbital para completar mi colección descubro algo realmente interesante: la edición americana
cuesta lo mismo que la europea y trae un disco de remezclas.
Ah, vaya.
Y la edición japonesa, escandalosamente cara, por cierto, trae una canción exclusiva.
Ah, vaya, dije otra vez.
Así que yo, fiel fan de Orbital, pago lo mismo que un americano y obtengo menos. Y para conseguir esa canción que me falta, tengo que
pedir la escandalosamente cara edición japonesa.
Así me agradece Sony mi fidelidad comprando todos y cada uno de los discos que había sacado Orbital hasta ese momento. Intentando sangrar mi cartera con ediciones extrañas que hay que traer del extranjero, dándole al comprador americano el doble que a mí por el mismo dinero, y dándole al comprador japonés una canción que no aparece en ninguna otra parte.
Si así es como agradece mi fidelidad, se la puede meter por donde le quepa.
Me bajé las canciones de la edición americana, me bajé la canción de la edición japonesa, y cuando Orbital sacó su “Blue Album” me lo bajé sin el menor cargo de conciencia.
Ni un disco más de Sony como que me llamo Nacho.