Hoy he cenado en el restaurante Ninja (Nueva York). Curioso, simpático. Nada extraordinario, pero buen exponente de la restauración como entretenimiento (estilo Disney, demasiado cheesy para el europeo medio, descreí­do de todo), aunque no por ello hay que despreciar algunos platos bastante conseguidos.

Lo más curioso ha sido el espectáculo de magia en nuestra propia mesa.

Pero para magia lo que me ha ocurrido al volver al hotel: arranco el programa de correo (como suele ser el caso en la mayorí­a de hoteles, puedo recibir correo pero no enviarlo, por una cuestión de puertos y servidores salientes de SMTP), y al trasladar un mensaje de carpeta -¡kaboom! de los 257 mensajes de la carpeta de entrada (los de “por contestar”, los “urgentes”, los “importantes”, vamos) desaparecen todos menos 15.

No consigo averiguar el motivo, pero lo peor es que ni siquiera consigo establecer una lógica del proceso (ni por fecha, ni por remite, ni destinatario, ni por dirección, ni por buzón, ni por conexión…) -¡es pura aleatoriedad!. Asumiendo que en mi *nix no hay virus ni similares (comprobado hasta donde esto se puede comprobar), me da por pensar… -¡Deus Ex Machina!

Si eres uno de los que esperaba que le contestase su mensaje (los habí­a bastante antigí¼os, pues yo contesto siempre, aunque a veces me llegue a llevar meses si el asunto no es apremiante) LO SIENTO. Si era importante o urgente, por favor vuelve a mandármelo.